Mafias y sicarios detrás del triple crimen

Con el conmocionante triple crimen de los empresarios, una nueva forma de violencia parece instalarse peligrosamente en el país: la de la muerte con mensajes mafiosos, en donde la impunidad operativa para cometer los asesinatos y la no vinculación entre los muertos y los asesinos operan como denominador común, y en donde no faltan vinculaciones con el mundo de las drogas, deudas acumuladas e incumplimiento de compromisos con "gente pesada".

En el caso del triple crimen de General Rodríguez, los investigadores ya parecen tener claro que a los tres amigos los mandaron a matar y que el "trabajo" estuvo a cargo de una banda de sicarios.

Se basan para ello en que la forma de ejecutar a sus víctimas habla de un método no casual, usado como una marca, un sello, una identificación. "Con sus balas dicen `esto pasa con los que no cumplen y lo hice yo', aseguran los policías conocedores del accionar de estos grupos.

Otro aspecto que los investigadores consideran clave son las armas utilizadas. En este caso se utilizó una pistola calibre 0.40 que es, justamente, una de las preferidas para los profesionales de delitos de esta naturaleza.

Expertos en armas coinciden en que la 0,40, de la que hay varias marcas, reúne "virtudes" de la 9 milímetros por su poder de penetración, y de la 11.25 por su poder de choque, con lo que una vez impactada, la víctima no tiene ninguna posibilidad. "Estuve un año en Colombia y, ya por entonces, esa pistola era la que usaban las bandas de narcos", graficó un policía que por estas horas sigue atentamente el curso de las investigaciones.

EL LARGO BRAZO DE LA MAFIA

En los crímenes ejecutados por la mafia, suele no haber rastros. Y generalmente, tampoco culpables. Es ante eso que, por estas horas, para la investigación es tan importante encontrar el móvil y el cerebro de la masacre, identificados genéricamente como "mafias", como dar con pistas que lleven a los ejecutores.

Pero el de las "mafias-asesinos" quizás sea el misterio mayor, y quienes siguen sus pistas se encuentran con que no actúan chicos drogados, ni bandas villeras, sino que se habla de bandas entrenadas, implacables y fantasmas.

Según se asegura, unos 200 crímenes son cometidos anualmente por asesinos a sueldo en territorio bonaerense, en muchos casos por cuestiones vinculadas a la droga.

Y mientras el promedio de homicidios anuales en territorio provincial supera los dos mil casos, se calcula que el diez por ciento de las muertes violentas están relacionadas con sicarios.

Conocedores de este nuevo mundo que está dejando rastros cada vez más serios en el país, aseguran que narcos y sicarios entran y salen sin mayores problemas, y que especialmente colombianos y mexicanos lo hacen encontrando enormes facilidades.

Tanto es así, que hasta se habla del precio que puede costar una muerte en el marco "de un proceso de cartelización progresiva, que es la instalación de los carteles de la droga en Argentina", según apuntan los expertos, en el que "los sicarios baratos pueden llegar a matar por 1.000 pesos, pero son crímenes cometidos con muchos errores, mientras que los trabajos más elaborados son perpetrados por especialistas que cobran cifras muy elevadas. De hecho, los investigadores del asesinato de los tres empresarios cometido en General Rodríguez, sospechan que "un triple crimen de estas características, con tanta organización, puede costar unos 100 mil pesos".

DETRAS DEL TRIPLE CRIMEN

En el caso del triple crimen de General Rodríguez, y ante la pregunta de porqué arriesgaron los asesinos en mantener secuestradas a sus víctimas y no mataron en una forma más expeditiva como se supone hacen los sicarios, los expertos deslizan que pudieron ocurrir dos cosas; que tenían que sacarles algún tipo de información; o que se llevaron a uno o dos inocentes y dudaron de cometer un crimen múltiple.

Y en cuanto al riesgo que tomaron con las horas de secuestro, los investigadores creen que "estas bandas hacen o no hacen donde conocen y no en otro lado. Es decir que los asesinos -no menos de tres- sabían que tenían dos factores a su favor: tiempo y discreción".

Con todo, y aún de formas distintas, quienes buscan dilucidar el caso lo comparan con el de los colombianos acribillados en el estacionamiento de un shopping. "Ahí fue mato y me voy, pero la precisión, sangre fría e impunidad es la misma, pese a que los móviles puedan ser distintos", señalan, reafirmando la idea de que en el país están operando bandas de sicarios, con un mismo método y resultado, el que arroja crimen e impunidad.