El caso de los niños momificados de Salta

Uno de los casos que más polémicas sigue despertando en torno a la exhibición de restos humanos es el de las momias del volcán salteño Llullaillaco, donde tres niños fueron sacrificados según un ritual conocido con el nombre de "Capacocha" en el período incaico. Ataviados con textiles de gran calidad, fueron colocados dentro de pozos de dos metros de profundidad excavados en la roca madre, y se momificaron naturalmente por el frío y la escasa humedad reinantes a más de 6.700 metros sobre el nivel del mar.

En 1999, hay que recordar, una expedición liderada por Johan Reinhard encontró a las tres momias bautizadas luego como "la niña del rayo", "el niño" y "la doncella". Con 500 años de antigüedad, se trata de las momias prehispánicas mejores conservadas hasta el momento.

Para muchos los cuerpos no son más que una ventana al pasado en temas médicos, antropológicos, sociológicos, etnológicos e históricos de la cultura incaica. Ahora se exhiben en el Museo de Arqueología de Alta Montaña (Maam) de Salta, pero el museo es tan polémico como lo fue la expedición de la fundación National Geographic que las bajó del volcán. Algunos pueblos originarios se resisten que muestren sus ancestros y parte de la comunidad científica, también.

La exposición de las momias en el Maam va rotando. Comenzaron con "La doncella" a partir de agosto de 2007 y ahora se exhibe "La niña del rayo". "Además de la sala de exhibición, hay un laboratorio para la criopreservación. Están a 20 grado bajo cero. El ambiente tiene un 97 por ciento de nitrógeno", cuentan desde la dirección del Maam. Se trata de imitar el sitio donde fueron halladas para evitar que el oxígeno y los microorganismos deterioren los cuerpos.

Para lograr que se exhibieran se debieron sortear cuestiones tecnológicas, pero también políticas. Muchas gente se opuso. Sobre esta polémica, la dirección asegura que los pueblos originarios de la región nunca se quejaron: "trabajan con nosotros y nos ayudan a custodiar los sitios arqueológicos en los cerros".

En el XV Congreso Nacional de Arqueología Argentina de 2004 ya se había alertado sobre "la no-exhibición de los cuerpos de Llullaillaco y todos los restos humanos que se encuentren en colecciones de museos del país para respetar la sacralidad ancestral de los restos humanos y sitios indígenas".

En su momento, incluso, el ex director Nacional de Patrimonio y Museos, Américo Castilla, había dicho que "se debe tener especial cuidado en no oponer a la ciencia con la sacralidad y sobre todo no hacer uso de la sacralidad para satisfacer la curiosidad de los turistas que visitan los museos".

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