Plumas en el horizonte
Por EDUARDO GIORELLO
| 11 de Abril de 2009 | 00:00

Eduardo Solá vuelve a desplegar un amplio abanico histriónico en este espectáculo del que es autor y director general, “Oh!.juremos con plumas vivir”, que se ofrece en el Teatro Margarita Xirgu (Chacabuco 875), en pleno barrio de San Telmo. Las funciones son los viernes y los sábados a las 23.30 y los domingos a las 22.30.
Con una estética que recuerda a las revistas porteñas de otros tiempos, el show de Solá encadena unos veinte números que se ofrecen en una rápida sucesión y donde se combinan los sketchs, los cuadros musicales y los coreográficos, construidos en todas las ocasiones con abundante humor, un poco de picardía y muchísimo glamour.
En el staff participan además de Eduardo Solá encabezando la compañía, Gustavo Liza, La Divina Bijou, Lorena Casal, Juan M. Sanders, Matías Cejas, Diego Noceda y la participación especial de Guillermo Fernández Gil, un hábil imitador de la “diva de los almuerzos”, Mirtha Legrand. En otros rubros participan Gustavo Braga en la música original y Gustavo Bertuol en la coreografía.
En el devenir del espectáculo se suceden números verdaderamente regocijantes como el concierto brindado por Solá en la piel de “Beba Argerich”, parodiando a la famosísima pianista argentina y demostrando como se puede transformar la personalidad de un intérprete con un solo cambio de actitud o con algún elemento de vestuario. Beethoven y Chopin son literalmente “atacados” por la singular y temeraria pianista. También es digno de destacarse el set “Catita de vedera a vedera.” en el que el actor realiza una imitación llena de ternura y de respeto del inolvidable personaje creado por Niní Marshall.
En esta cabalgata no podía faltar el ballet. De ahí que el mismo Solá interprete una convulsionada “Muerte del cisne”, con la música de Saint-Saens naturalmente. “Recordando los 60” es un cuadro donde se parodian con gracia y cáustico sentido del humor los shows televisivos de los años del “Club del Clan” y otras yerbas.
Vestuarios deslumbrantes, que es cambiado con vertiginoso ritmo, completan la eficacia de este desfile de talento por el mundo del espectáculo kitsch de los escenarios porteños. Eduardo Solá es el artífice y el principal animador de esta humorada desopilante.
Con una estética que recuerda a las revistas porteñas de otros tiempos, el show de Solá encadena unos veinte números que se ofrecen en una rápida sucesión y donde se combinan los sketchs, los cuadros musicales y los coreográficos, construidos en todas las ocasiones con abundante humor, un poco de picardía y muchísimo glamour.
En el staff participan además de Eduardo Solá encabezando la compañía, Gustavo Liza, La Divina Bijou, Lorena Casal, Juan M. Sanders, Matías Cejas, Diego Noceda y la participación especial de Guillermo Fernández Gil, un hábil imitador de la “diva de los almuerzos”, Mirtha Legrand. En otros rubros participan Gustavo Braga en la música original y Gustavo Bertuol en la coreografía.
En el devenir del espectáculo se suceden números verdaderamente regocijantes como el concierto brindado por Solá en la piel de “Beba Argerich”, parodiando a la famosísima pianista argentina y demostrando como se puede transformar la personalidad de un intérprete con un solo cambio de actitud o con algún elemento de vestuario. Beethoven y Chopin son literalmente “atacados” por la singular y temeraria pianista. También es digno de destacarse el set “Catita de vedera a vedera.” en el que el actor realiza una imitación llena de ternura y de respeto del inolvidable personaje creado por Niní Marshall.
En esta cabalgata no podía faltar el ballet. De ahí que el mismo Solá interprete una convulsionada “Muerte del cisne”, con la música de Saint-Saens naturalmente. “Recordando los 60” es un cuadro donde se parodian con gracia y cáustico sentido del humor los shows televisivos de los años del “Club del Clan” y otras yerbas.
Vestuarios deslumbrantes, que es cambiado con vertiginoso ritmo, completan la eficacia de este desfile de talento por el mundo del espectáculo kitsch de los escenarios porteños. Eduardo Solá es el artífice y el principal animador de esta humorada desopilante.
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