Navidad al aire libre
| 26 de Diciembre de 2010 | 00:00
Por un día, la Ciudad se tomó un respiro y se vio vacía de su habitual ruido y movimiento constante de gente. Pero en contraste con esa imagen de soledad, la costa del río y las diferentes piletas de las quintas y clubes de la región lucieron repletas, como si nadie hubiera querido dejar pasar la inmejorable oportunidad que les ofrecía la Navidad para disfrutar del día junto a amigos y familiares, al mismo tiempo que intentaban refugiarse del agobiante calor.
Desde muy temprano, ya acallados los festejos de la Nochebuena, fueron varios los que emprendieron el éxodo, mostrando una imagen poco habitual en plazas y calles, a la que ayudaba la escasez de comercios abiertos y la reducida frecuencia en el transporte público por tratarse de un feriado.
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Desde muy temprano, ya acallados los festejos de la Nochebuena, fueron varios los que emprendieron el éxodo, mostrando una imagen poco habitual en plazas y calles, a la que ayudaba la escasez de comercios abiertos y la reducida frecuencia en el transporte público por tratarse de un feriado.
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