Los jacarandá ya son un sello de La Plata
| 11 de Noviembre de 2012 | 00:00

Puntuales como en cada temporada, a pesar de los vaivenes climáticos de una primavera que parece decidida a sobresaltar a los platenses, los jacarandás comienzan por estos días su etapa de floración más intensa. Plazas, ramblas y veredas de la Ciudad se tiñen con tonalidades lilas, moradas y violáceas ofreciendo un espectáculo que enriquece el paisaje urbano y nunca pasa inadvertido.
Característicos del noroeste argentino, los jacarandás o tarcos abundan en las provincias de Tucumán, Salta y Jujuy -particularmente en montes de zonas subtropicales y selva de yungas-, pero pueden adaptarse a regiones más secas y templadas. Es el caso local, donde centenares de ellos fueron implantados hace varias décadas; entre ellos, los de la rambla de diagonal 73, entre las plazas Rocha -7 y 60- y Azcuénaga -19 y 44-; los jardines del Colegio Nacional y la Facultad de Ingeniería de la Universidad -1 entre 47 y 50-; las plazas San Martín -6 y 50- y Moreno -12 y 50-.
También existen ejemplares emblemáticos en las plazoletas “Noche de los Lápices” -comprendida entre 8, 61 y diagonal 78- y Benito Lynch -entre diagonal 77, 8 y 43-, y las veredas de 53 entre 14 y 19, entre otros enclaves del casco urbano, Gonnet y City Bell. En tiempos recientes, el área de Espacios Verdes del municipio seleccionó más de doscientos retoños para repoblar la avenida 25 entre 513 y 44, las plazas Valentín y Adolfo Alsina y Güemes.
El Jacaranda mimosifolia puede desarrollar troncos que superan los 70 centímetros de diámetro, y erguirse hasta llegar a los treinta metros de altura; comparte con otras especies tropicales la curiosidad de perder las hojas al llegar la primavera, por lo que suele decirse que “cuando tiene hojas no tiene flores, y cuando tiene flores no tiene hojas”. Y no sólo florece en noviembre, sino en marzo, a comienzos del otoño
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