Ciudad y patrimonio

Por ALBERTO SBARRA (*)

En su sentido más amplio el patrimonio es el conjunto de bienes heredados del pasado y, en consecuencia el patrimonio arquitectónico puede definirse como el conjunto de bienes edificados, de cualquier naturaleza, a los que cada sociedad atribuye o en los que cada sociedad reconoce un valor cultural. Esta es una definición dinámica, pues los valores culturales son cambiantes, lo que implica que el concepto mismo de patrimonio se encuentra en permanente construcción y que los objetos que integran el patrimonio forman un conjunto abierto, susceptible de modificación y sobre todo de nuevas incorporaciones.

El "patrimonio construido" es, entonces, mucho más que la mera conservación de unos cuantos edificios. Patrimonio es conocimiento, identidad y memoria, pero también futuro.

Un gran paso ha sido pasar de la arquitectura-objeto al conjunto, al edificio y su entorno, espacios y lugares que constituyen un nuevo patrimonio cultural abarcativo e integrador.

El casco histórico de nuestra ciudad tiene en su traza fundacional valor patrimonial por excelencia alternando bulevares, plazas y parques, más la incorporación en su trama perfecta de un conjunto de edificios y monumentos de alto valor simbólico, pero a partir de la permanente transformación en su tejido (en ese par dialéctico entre permanencia y cambio), es imprescindible la incorporación de la arquitectura moderna y contemporánea como parte de esta nueva ecuación, extendiendo la mirada más allá de la figura del cuadrado para descubrir "el otro patrimonio" que sin ser "monumento", ya es constitutivo de nuestro legado e identidad.

En nuestro código de planeamiento hay un capítulo entero dedicado a la materia en cuestión. Sus consideraciones generales dan marco al decreto 1579/06 hoy vigente que identifica un listado de 1826 bienes inmuebles de valor patrimonial.

Esto constituye a nuestro criterio un buen punto de partida para definir un catálogo preciso a posteriori de su revisión, modificación y perfeccionamiento. Pero esto debe pensarse como parte de un proyecto de ciudad más general y donde las técnicas de modelización y prefiguración serán de suma importancia incluido en una idea de ciudad compacta, sustentable e inclusiva.

Contamos con las herramientas adecuadas, especialistas de primer nivel, además de un marco legislativo que puede ser perfeccionado y así lograr, por fin, una política patrimonial que incluya voces diversas en un marco de discusión sana y responsable. Está en nosotros (gobierno, instituciones, actores del sector privado y público en general) no dejar pasar esta nueva oportunidad.


(*) Presidente Colegio de Arquitectos Distrito 1

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