Cada vez menos ciegos usan Braille

Una extraña paradoja ha venido acentuándose a lo largo de los últimos años en torno al Braille, el sistema de signos táctiles que le permitió a los ciegos leer por primera vez. Mientras que su presencia se extiende a un número cada vez mayor de objetos cotidianos, la cantidad de personas que lo utilizan va en franco retroceso. Desplazado por alternativas informáticas, su pérdida de terreno entre las nuevas generaciones de no videntes no estaría exenta de consecuencias.

Que "el Braille ya no es lo de antes" fue algo que el platense Marcelo Calvo, el director de la biblioteca para ciegos de la Provincia, comprendió amargamente hace dos años. Como se acercaba por entonces el bicentenario del nacimiento de Louis Braille, Calvo le propuso a sus pares del resto del país reeditar en su homenaje los concursos de lectura que existían décadas atrás. Si bien todos reconocieron que la idea era atractiva, la mayoría terminó por admitir que la consideraba impracticable: "hoy los chicos no videntes ya no tienen la misma habilidad".

Y es que si bien la mayoría de los ciegos en nuestro país aprende el uso del Braille durante su educación primaria, son pocos los que continúan utilizándolo luego en forma extendida. En general, lo reservan sólo a ciertas prácticas, entre las cuales no estaría la lectura de libros. Al menos así lo señalan en la Biblioteca Braille de La Plata. "Hoy de cada diez préstamos que realizamos, nueve corresponden a audiolibros"; reconoce Karina, la bibliotecaria.

"A los jóvenes les resulta hoy mucho más cómodo valerse de la computadora para leer y hacer otras cosas que antes requerían sí o sí manejar bien el Braille. El problema es que la computadora no enseña ortografía ni redacción. Y al perder además la habilidad de leer por su cuenta, las nuevas generaciones de ciegos están convirtiéndose de algún modo en analfabetos funcionales", explica Calvo.

Lo que observa el director de la Biblioteca Braille de La Plata no es por cierto un fenómeno local. De él dan cuenta muchas organizaciones de ciegos en todo el mundo. En el Reino Unido, por ejemplo, la Asociación Británica reconoce que menos del 1% de sus dos millones de ciegos maneja hoy el Braille; y en su mayoría se trata de personas mayores de 65 años.

El hecho es que en ese país, el 66% de los ciegos o parcialmente invidentes en edad de trabajar están hoy también sin empleo. Y esto es algo que señala Marcelo Calvo al analizar las consecuencias de la caída en desuso del Braille. "La posibilidades de insersión laboral para los ciegos que no manejan bien el Braille son mucho más acotadas", señala.

"IRREMPLAZABLE"

"Los programas lectores de pantalla tienen el problema de que una vez que uno se acostumbra a usarlos deja de leer por su cuenta y se olvida cómo se escriben las palabras. Y eso influye indirectamente en la capacidad para desempeñarse en algunos ámbitos laborales. En muchos aspectos el Braille sigue siendo irremplazable", señala Calvo.

Lo mismo destaca Ana Rizo, la presidenta de la Fundación Tiflos, una ONG que ofrece programas de rehabilitación para personas ciegas y disminuidas visuales en La Plata. "No creo que las computadoras estén desplazando al Braille: son dos recursos que se complementan. Además el Braille resulta irremplazable para muchas cosas; entre otras, permitirle a los ciegos aprender ortografía y matemática o realizar cálculos complejos", dice.

Por otra parte, si bien uno puede valerse de un lector de pantalla para leer un libro, "una computadora no es útil por ejemplo para diferenciar rápidamente un paquete de yerba de uno de azúcar, o para identificar qué información tiene adentro un disco compacto. Para eso la mayoría de los ciegos seguimos usando notas autoadhesivas en Braille", sostiene.

Desde tal perspectiva no resulta contradictorio que la progresiva caída en desuso del Braille observada por algunos coincida con su expansión como sistema en la vida cotidiana, donde hoy aparece como nunca antes en medios de transportes y etiquetas de productos.

Alguna vez una herramienta con múltiples aplicaciones, acaso el Braille, más que extinguirse, esté sólo convirtiéndose en el mejor medio para resolverle a los ciegos necesidades inmediatas de información. Después de todo, como señala el director de la Biblioteca Braille de la Provincia, "es cierto que desde que se popularizaron las computadoras, los jóvenes ciegos leen menos; pero también leen menos todos los demás".