Las fobias, una epidemia moderna que se extiende a todas las edades
| 6 de Mayo de 2012 | 00:00
Una noche del año 2001 Alicia experimentó una pesadilla que iba a durarle cinco años. Se despertó de pronto en plena madrugada con una sensación de terror que no podía explicar: el corazón le latía como si fuera a explotarle, sentía una opresión en el pecho y casi no podía respirar. Convencida de que le había llegado la hora, se encomendó a Dios y cerró los ojos resignada a morirse. En lugar de eso lo que sucedió fue que lentamente todo volvió a la normalidad como si no hubiera pasado nada. Era sin embargo el comienzo de algo que ni siquiera imaginaba que podía pasar.
Durante las semanas siguientes el episodio volvió a repetirse por las noches con regularidad: veinte minutos de un terror desquiciante que no parecían responder a ninguna causa en especial. Tras hablarlo con su marido y su médico, Alicia fue a ver a un psiquiatra, pero las cosas no mejoraron para ella. Por el contrario, al cabo de un año no sólo seguía padeciendo esos ataques sino que el miedo a sufrirlos en la calle la habían llevado a encerrarse. Encima de eso experimentaba por momentos una sensación de ansiedad tan desesperante que sólo lograba controlarla caminando como loca por adentro de su casa, ya que no se animaba a salir.
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