Padrinos de Ensenada para niños guaraníes

Van a un colegio que se asemeja a una postal de los rincones más pobres del planeta. El director fue suspendido por denunciar la situación

La Asociación de Padrinos de Escuelas Rurales "Presente", que tiene su sede en la vecina ciudad de Ensenada y que desde hace años cuenta con varios colegios "ahijados" en Santiago del Estero, hace poco se encontró en internet con una foto de una escuelita de Misiones acompañada de un pedido de "auxilio". Sus integrantes quedaron conmovidos por esa "postal casi africana", admitió la coordinadora de la entidad, Lorena Gómez, por lo que de inmediato se pusieron a trabajar para convertirla un sitio digno donde los niños puedan estudiar. En agosto lanzarán una gran campaña. Aunque ya realizaron un primer viaje que esconde una historia que merece ser contada.

"La foto la publicó el director de la escuela, Mario Rogosz, y a causa de ello fue sancionado por las autoridades", comenta, indignada, Lorena Gómez. "Es que no quieren que se conozca esa realidad", añade.

Esa realidad es la de más de cincuenta niños y niñas de la comunidad guaraní que vive en dos aldeas del Paraje Ojo de Tigre, que cada día deben aprender a sumar, restar y leer en una pequeña choza con piso de tierra y un techo roto sostenido por unos cuantos palos, además de las múltiples carencias que padecen.

RESPETO RECIPROCO

"Cuando Mario se hizo cargo de la dirección de la escuela, la N° 204, se encontró con pequeños que vivían desnudos", relata Lorena, y cuenta que "existe un colegio núcleo, donde concurren ocho niños hijos de campesinos, y dos aulas satélites, una por aldea".

El actual director (con licencia obligada por mostrar la realidad) hace diez años que da clases en una de las aldeas y cuatro que empezó a trabajar en la otra. "El siempre honró la cultura de la comunidad guaraní, y es por ello que es tan respetado y querido. Así, de a poco fue mejorando su calidad de vida. Les enseñó el valor de la vestimenta, de la necesidad de llamar a un médico cuando alguien se enferma, les dio clases de tejido", enumera la coordinadora de la Asociación Presente, mientras muestra fotos y afirma que "es muy fuerte, muy doloroso ver semejante diferencia con lo que ocurre a muy pocos kilómetros".

Lorena, junto a su marido y otro integrante de la asociación viajaron días atrás al lugar. "No podíamos dejar de ir", afirma, y comenta que "no obstante no fue fácil la empresa; para ser aceptado en la comunidad guaraní hay que demostrar que uno no tiene segundas intenciones. Desconfían de los blancos porque los han engañado mucho", realza.

"Nosotros entramos de la mano de Mario. De otro modo no sé si hubiese sido posible. El nos contó que si no te aceptan se encierran en las chozas y nadie te atiende", dice Lorena, para detallar que "sin embargo tuvimos que mandarle una carta al cacique explicándole quiénes éramos, que no teníamos nada que ver con la política y que íbamos a respetar sus costumbres".

En ese primer viaje llevaron alimentos, calzado, ropa de abrigo y útiles escolares. Ahora -como se dijo- lanzarán una campaña para dotarlos de parte de lo que les falta, que es "casi todo".

"LOS QUEREMOS, VUELVAN"

Aunque las clases son bilingües, "pocos hablan en forma fluida el castellano; pero con la ayuda del director pudimos comunicarnos perfectamente", señala Lorena.

La "más grata" sorpresa que trajeron consigo de Misiones los padrinos ensenadenses fue el haber sido partícipes de un acontecimiento que, si bien al comienzo no comprendieron bien de qué se trataba, los emocionó hasta las lágrimas. "El último día nos llevaron al templo y los chicos nos cantaron una canción compuesta por ellos mismos". "Les están diciendo que los aceptan y que quieren que vuelvan", les explicó el maestro Mario Rogosz. Y lo harán. "¿Qué nos pidieron? Clavos, martillos y seis chapas", dijo Lorena, entre sorprendida y aún emocionada.

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