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Por AMILCAR MORETTI
“Blue Valentine”, lo más destacable de la jornada. Película romántica. O de “desamoramiento”, del final del amor, deterioro progresivo de lo que fue y se vivió como amor. Un tema que viene en crecimiento en los últimos años, también en Hollywood (recuérdese, por ejemplo, “500 días”). ¿Es una película de amor? ¿Género sentimental? Sí, pienso que sí: primero porque ¿quién dice que el amor de pareja siempre se desarrolla y termina bien? Ni siquiera los “grandes amores”, y menos aún las grandes pasiones amatorias. Segundo, porque la realidad –aún la mera estadística- indica que las rupturas siguen en aumento, o las relaciones son más breves, transicionales, sin seguro de larga permanencia. No es que la gente ha dejado de amarse, sino que lo hace de otras formas. Además, ya desde hace tiempo los historiadores y estudiosos de la cultura tienen ubicada la forma de “nuestro” Amor (con mayúscula) como solo una expresión histórica del amor, originada en el Oeste (occidente) en el siglo XII, con el llamado “amor cortés”, cuyos deshilachados finales ahora parecen estar en vía de dilución total.
“Blue Valentine” es eso. Casi todos han mencionado que lo más destacado de la película son las dos interpretaciones centrales, con figuras con sex-appeal de Hollywood: Ryan Gosling (Globo de Oro, nominación 2010) y Michelle Williams (nominada al Oscar y Globo de Oro). Una pareja en joven madurez, con hijita, tras un lustro de relación comienza a reconocer que lo que los une falla, se resquebraja y filtra disgusto y malestar de vida. Ambos deciden tomarse unas vacaciones juntos en un hotel, para “recuperar” el amor: el filme consiste en eso, en la reconstrucción de un pasado con buenos momentos en que comienzan a notarse los quiebres que hacen daño. ¿Por qué? Pregunta con muchas respuestas, siempre.
También, casi toda la crítica se ha inclinado más por él, Gosling, que por Michelle Williams, que hace muy bien lo suyo. Hay una percepción clara de las miradas, esas que capta el espectador y comprende que en la pareja hay entendimiento silencioso. ¿Será eso el amor, comprender y contenerse sin palabras, sin necesidad de anunciar y explicar nada? Puede ser, al menos en buena medida. Además, se ha señalado que están mejor hechos los momentos graves y duros que los de “felicidad”, de bienestar. La escena en que Gosling guitarrea y ella baila es linda.
Después vienen los reproches, la máquina de agredir, más –en este caso- por parte de ella que de Gosling. Como en la vida misma, se termina por no saber –o bien por confirmar- que el asunto del o los que ingresan en agresión quizás venga de antes, de atrás, cuando la pareja no existía y cada uno se formaba. También puede ser. Explota o se hace notable (la agresión, el dolor) en la convivencia porque eso y los problemas cotidianos y el tiempo son una prueba muy indicativa.
I-Sat a las 22.
ESE MALDITO FRÍO DEL 63
Casi curiosa para nosotros, un hallazgo en la programación: “El infierno del ´63”, holandesa del 2009. Según cuenta Radio Nederland Internacional en digital, el Elfstedentocht es un maratón de patinaje sobre hielo que une once ciudades. Se ha llevado a cabo en 1985, 1986 y 1997. Ha quedado en la memoria de los holandeses el de 1963. “Ese día de enero el clima era horrible, pero miles de patinadores se presentaron en la línea de partida del que llegaría a ser un Elfstedentocht legendario. Doscientos kilómetros sobre hielo natural”.
“El infierno del 63’ es una película con viento, hielo y nieve. El espectador no puede sustraerse a lo que ve, la epopeya de cuatro patinadores que deben luchar palmo a palmo para llegar al final de la carrera. Quizás se podría hablar también de ‘un film de desastres’, dado que después de media hora de proyección uno comienza a preguntarse si será posible que todo termine bien.”
Europa a las 16,25.
DE ESPIONAJE, PERO NO
Tuve el orgullo de estrenarla hace más dos décadas en el ciclo de cine arte de la AMIA, en pantalla grande con proyección en celuloide. “El halcón y el hombre de nieve”, una película casi inclasificable, de un gran director inglés, fallecido, John Schelesinger. Habría que volver sobre él. Además, están Sean Penn y Timothy Hutton cuando eran muchachitos. El FBI, la CIA y el espionaje sucio de Estados Unidos, y los conflictos que generan en estos dos chicos que desean otra cosa de la vida. Para completar miradas y, además, con ritmo que significa algo.
A las 22, por TCM.
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