Con el cambio climático nuevas enfermedades llegan a la Región

Advierten que el aumento de las lluvias y temperaturas provoca la aparición de patologías “tropicales”

El cambio climático no vino solo. Trajo consigo, al ritmo de mayores precipitaciones, inundaciones y aumento de las temperaturas, un incremento de enfermedades infecciosas emergentes o reemergentes. Y allí ha puesto la lupa un equipo extensionista de la facultad de Veterinaria de La Plata, que no se cansa de recorrer escuelas para concientizar a docentes y alumnos sobre la nueva problemática.

“Más lluvias, mayores temperaturas, se multiplican los vectores que transmiten enfermedades a animales y humanos”, dijo, como si estuviese haciendo una suma, el especialista Oscar Linzzito, director del proyecto de extensión.

El experto afirmó que en la última década comenzaron a “bajar” patologías tropicales a raíz del cambio de clima, e indicó que actualmente hay unas 20 enfermedades tropicales bajando a la provincia de Buenos Aires.

“En ese tiempo -especificó el veterinario y bacteriólogo clínico- se dio en nuestra región un aumento sustancial de los cuadros diarreicos, de casos de leptospirosis (enfermedad que generalmente se transmite de ratas a perros -por el orín- y de estos al hombre y se manifiesta principalmente en épocas de lluvias e inundaciones), parasitosis intestinales, hantavirus, rabia. Y hay que destacar que en Berisso ya hay perros chagásicos”, apuntó.

El de la vecina ciudad es un caso paradigmático de “cómo se han corrido las fronteras a raíz de los cambios en el clima”.

BAJANDO DEL NORTE

Hace 50 años, la frontera de la garrapata estaba en el norte de Córdoba, mientras que ahora llega hasta la Patagonia. Y la de la vinchuca se encontraba en Santiago del Estero. Hoy también llega hasta el sur. Siempre atravesando nuestra zona.

Otro ejemplo es el del vector de la leishmaniasis, que ya se encuentra al sur de Santa Fe, cuando esa enfermedad sólo era conocida en Colombia, Ecuador y Brasil.

Afecta tanto a perros como a humanos, a partir de la picadura de la hembra de un insecto “chupador de sangre”, la “palomilla o arenilla”.

Linzitto, por su parte, dice que en las charlas que han dado en las escuelas, como la Secundaria 61 de Etcheverry, la Primaria 2 de Berisso y la ESB 7 de Ensenada, entre muchas otras, “hicimos hincapié en la tríada epidemiológica: agente (causal de enfermedad), huésped (humano o animal) y ambiente. Entre los tres debe existir un equilibrio, porque si se altera aumenta la casuística de la patología, y esto es lo que está ocurriendo, y nadie lo niega”, afirma.

“Hoy son comunes las inundaciones, que no necesitan ser catástrofes”, aclara el experto, y advierte que “existe una secuencia en la aparición de enfermedades tras un fenómeno de esa naturaleza que debe seguirse con suma atención. Lo primero que aparece es un aumento de los cuadros diarreicos, pero cuando baja el agua y muchos se olvidan, quedan los hongos, el orín de los roedores, los restos de materia fecal, y a la larga aparecen los problemas respiratorios, los dérmicos, y la cronicidad de otras patologías”, resalta. Finalmente dice que las poblaciones con mayor riesgo siempre son las que viven cerca de desagües, arroyos y ríos, y dentro de ese universo, los niños y los adultos mayores de 65 años.

1.207
Mientras que la media anual de precipitaciones en La Plata es de 1092 milímetros, el acumulado hasta el 29 de octubre pasado era de 1207 milímetros

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