Por los márgenes de Hollywood
| 14 de Diciembre de 2014 | 00:00

Joaquín Phoenix es un actor raro. Uno de esos que elige sus proyectos, que parece capaz de interpretar cualquier rol pero que a la vez aparece muy poco en escena: desde 2008, el actor interpretó cinco filmes, menos de uno por año, entre los que se contó el falso documental “I’m still here”, en la cual el actor se retiró de la actuación para perseguir una carrera en hip hop. Durante el rodaje, Phoenix nunca se salió de papel, haciendo creer a todos que, efectivamente, el talentoso actor cambiaba de rumbo.
Hoy, lejos de las travesuras para ridiculizar a la industria, Phoenix vuelve a estar en boca de todos por su trabajo: su rol en “Inherent Vice”, de P.T. Anderson y basado en una novela de Thomas Pynchon, tiene olor a premio para uno de los actores más importantes de su generación: “Es halagador, pero no creo que sea acertado”, respondió en una reciente entrevista consultado sobre su lugar en la historia del cine: “Todavía tengo que hacer una interpretación realmente buena, pero voy a seguir intentándolo”, dijo el actor, candidato en tres ocasiones al Óscar por “Gladiador”, “Walk the Line” y “The Master”.
UNA AVENTURA DESAFORTUNADA
Phoenix, un habitual del cine de James Gray, con quien ha rodado “The Yards”, “We Own the Night”, “Two Lovers” y la reciente “The Immigrant”, se siente igual de cómodo rodando con Paul Thomas Anderson, el cineasta que le rescató del ostracismo cuando Hollywood parecía darle la espalda y con el que ahora repite en “Inherent Vice”.
Corría octubre de 2008 cuando el intérprete anunciaba que dejaba el cine para centrarse en su carrera musical, algo que generó una gran conmoción, pero que meses después se confirmó como una estrategia para “I’m Still Here”, el falso documental que rodaba junto a su cuñado, Casey Affleck.
“Pensé que a nadie le importaría un pomo. Tuvimos suerte, porque eran los primeros años de la viralidad en internet. Una década antes no hubiera sido noticia. Pero la reacción fue increíble. Al final se nos fue de las manos y llegué a pensar que había destrozado mi carrera”, admitió Phoenix.
Sus agentes estaban al corriente de todo y así se lo hicieron saber a los ejecutivos de la industria, pero la broma no sentó bien en la meca del cine y el intérprete dejó de recibir propuestas interesantes. “Hasta que llegó Paul con ‘The Master’ -declaró- y me salvó el culo”.
Phoenix es sinónimo de riesgo y, consciente del tipo de papeles que ha venido aceptando en su carrera, asegura que tratará de mantener esa exigencia en el futuro. De hecho, acaba de terminar la nueva película de Woody Allen.
EL CAMINO DIFICIL
“Si fuera esquiador -manifestó-, me encantaría que un helicóptero viniera a rescatarme a lo alto de la montaña. ¿Qué sentido tiene hacer el recorrido fácil? Me gustan las cosas peligrosas, excitantes y que exigen el máximo de ti. Busco retos y personajes extremos”.
Uno de esos pudo ser el de “Doctor Strange”, un papel para el que llegó a negociar con el estudio Marvel y que hubiera supuesto su debut en las superproducciones de la industria, aunque finalmente fue a parar a Benedict Cumberbatch.
“Amo el género. No me opongo a hacer ese tipo de cine. Si considero que es algo adecuado, lo haré”, valoró.
En cambio, sí ahondó en sus famosas críticas a la temporada de premios en Hollywood.
“Hay una parte muy jodida de todo ese tinglado”, confesó. En su opinión, “cuando entra el dinero en juego, corrompe las cosas. De pequeño pensaba que era algo puro porque no conocía las campañas. Hay grandes actuaciones que no se tienen en cuenta porque no hay dinero para promocionarlas”.
“A mí -cerró- estar nominado al Oscar me ha beneficiado. Los estudios me han apoyado y lo agradezco. Pero, por otro lado, me hace sentir mal porque el trabajo de cada uno debería hablar por sí mismo”.
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