Un viaje de diez metros
| 20 de Diciembre de 2014 | 00:00

Una comedia ligera que tiene como carnada la presencia siempre solvente de la británica Helen Mirren y roza, apenas, temas graves como la xenofobia, el intercambio cultural, la migración obligada. Se desarrolla y termina con el mismo tono volátil aunque entretenido que el espectador experimentado advierte a minutos de haber comenzado el relato. Padre y joven hijo deben refugiarse en Francia después de un atentado en Mumbai, India, en que mueren muchos familiares. El joven es cocinero experto y delicado y decide abrir un restaurante temático hindú en un coqueto pueblo del sur francés, pero con la mala suerte de abrir a pocos metros -diez- de un restaurante francés muy refinado y prestigioso cuya propietaria es Mirren. Se desata una guerra y competencia hasta que se produce lo -bastante- predecible, el acercamiento de ambas partes, también porque el joven se ve atraído por la asistente de Mirren. Temas como la identidad y hasta el concepto de nación, cultura nacional y patria son olvidados y todo se reduce a un relato donde hay definiciones sobre la filosofía de la comida y algunas cositas más.
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