Dolor y bronca en Olmos por la muerte de comerciante tras un robo

Al hombre lo habían prendido fuego durante un robo en su verdulería, hace diez días. Murió en la tarde de ayer por las graves quemaduras que había sufrido

Los vecinos se reunieron en 44 entre 184 y 185, preocupados por la inseguridad (Pablo Busti)

Un profundo dolor mezclado con bronca e indignación era el sentimiento que expresaban hoy los familiares y vecinos de Gustavo Martínez (48), el comerciante que murió ayer por las graves quemaduras que sufrió durante un incendio que provocaron delincuentes cuando entraron a robar a su verdulería de Lisandro Olomos, hace 10 días.

El hombre sufrió quemaduras en el 40% del cuerpo y su situación se fue complicando con el correr de las horas: finalmente, como adelantó EL DIA en esta edición, murió ayer por la tarde.

La muerte de Martínez llamó la atención desde el primer momento en que se conoció la noticia, si se compara el final de la historia con los primeros informes policiales, que daban cuenta de que la víctima había sufrido lesiones importantes, pero que en principio no revestían peligro de muerte.

Al respecto, su hermano Eugenio (54) fue enfático: “Desde el primer momento en el hospital de Melchor Romero lo internaron en una sala común, en vez de terapia intensiva, algo que no puede pasar con un quemado”.

“En ese lugar cada vez que había visitas entraba mucha gente, algo que tampoco puede ocurrir. Se le infectó la parte posterior de la piernas y era algo que se notaba al cambiarle las sábanas el mal olor de la herida. Faltaban los gusanos”, resaltó Eugenio.

En un parte oficial de la Policía consta que el paciente “no estaba conforme con la atención recibida”.

“Logramos sacarlo de ahí el domingo para llevarlo a su casa y al otro día al sector de Quemados del hospital San Martín, donde lo tendrían que haber llevado en un primer momento”, opinó su hermano.

A ese centro médico ingresó, “sin haber recibido el alta del otro hospital”, dijeron fuentes de la investigación.

“Esperábamos que lo pudieran salvar”, reconoció Eugenio sobre las expectativas familiares. Pero con el correr de las horas su cuadro sólo desmejoró.

Ya el miércoles la situación era irreversible: “Nos dijeron que sólo nos quedaba esperar a que falleciera”, recordó su hermano. La hora oficial del deceso fue a las 18, según informó la Policía.

Desde ayer a la tarde y durante toda la noche sus familiares y allegados lo despidieron en una casa velatoria de 44 y 187.

La Justicia platense se encarga ahora de determinar si existió un caso de presunta mala praxis en el primer tramo del tratamiento de Martínez

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