Relato de una pesadilla

JESÚS OLIVERA, EL FALSO PASTOR EVANGÉLICO, Y ESTEFANÍA HEIT, LA PERIODISTA, COMENZARON A SER JUZGADOS AYER POR LA DENUNCIA DE SONIA MOLINA. LA ACUSACIÓN ES POR GRAVÍSIMOS CARGOS

Sonia Molina aseguró ayer a la Justicia que pasó tres meses secuestrada en poder del supuesto pastor evangélico, Jesús Olivera, y de la periodista Estefanía Heit y que sufrió abusos sexuales. “Fueron tantos que no recuerdo el primero”, dijo quebrada en llanto al comenzar el juicio contra la pareja en la ciudad de Bahía Blanca.

En una extensa declaración, con varios pasajes desgarradores, la mujer contó que esos sometimientos consistieron en “abusos carnales, oral y anal”.

Además mencionó que durante su encierro le dieron de comer “polenta con agua salada, alimento para perros, agua con excremento y que la obligaban a beber mate cocido hirviendo, que le quemaba el paladar”.

En medio de la angustia que brotaba de cada una de sus palabras, Molina aseguró que el falso pastor “me golpeaba” y que la periodista presenciaba esos castigos, pero “no hacía nada”.

“HACIAN COMO QUE ESTABA ENDEMONIADA”

“Me habían quemado en la mano. Me pegaba Olivera. Heit me pegó una sola vez, presenciaba los castigos y no decía nada. Hacían como que yo era una loca y que estaba como endemoniada, que me golpeaba sola. Supuestamente me golpeaban para sacarme al demonio”, relató ante los jueces.

Molina sostuvo que conoció a Olivera en 2009. “El se había presentado como pastor en la casa de mi hermana en Río Colorado. Y en poco tiempo me convenció para que le entregara dinero para crear una congregación”.

“Al presentarse como pastor, lo que es costumbre en la Iglesia Evangélica, quedó alojado en la casa de mi hermana”, recordó la mujer.

Según Molina, Olivera trabajaba entonces en un galpón de empaque y le “propuso ir a una ONG y formar con el tiempo lo que iba a ser Visión 21”.

“Cobré 22 mil pesos en cheques y los entregué en forma personal a Olivera, para que sea destinado a lo que iba a ser esa fundación”, comentó.

“Estando en una de las charlas telefónicas con Estefania en Río Colorado, me dijo que haga el ayuno de Daniel por diez días (en referencia a un paisaje bíblico) y, como no logré el ayuno en el encierro, ellos se enojaron y Olivera me golpeaba”, relató.

Luego detalló que intentó al menos cinco veces escapar de la casa de los acusados, pero siempre fue descubierta por alguno de ellos y describió la ocasión en la que sí logró huir y pedir ayuda.

“Un día Olivera me tiró lavandina, me llevaron a una habitación donde me pusieron bolsas en los pies (para escuchar si ella se movía)”, describió Molina, quien en ese momento dijo haberle pedido a Dios “fuerzas para salir”.

“(...) tenía las piernas endormecidas, me paré, me vestí y levanté la persiana de la ventana”, recordó sobre cómo se fugó de la casa.

Relató que, tras salir de allí, fue auxiliada por un taxista, que la llevó hasta el domicilio donde ella trabajaba cuidando a un jubilado, donde recibió asistencia, y luego fue a realizar la denuncia ante la Policía.

Por último y, en referencia a Heit y Olivera, la víctima sostuvo que “actuaron mal y deben pagar por lo que hicieron”.

“Lo menos que puedo esperar es una condena contra los dos. Heit y Olivera comparten la misma responsabilidad. Quiero que esto empiece y termine y que se haga Justicia”.

Heit llegó al juicio oral imputada de “reducción a la servidumbre, lesiones graves y estafas”, mientras que Olivera está acusado de los mismos delitos más el de “abuso sexual”.

EL TRIBUNAL

Los jueces a cargo del proceso son Mario Lindor Burgos, Hugo de Rosa y Elena Baquedano y como fiscal ejerce Eduardo Zaratiegui.

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