Gonnet agasajará al padre Ruiz Díaz, en sus 50 a ñ os como sacerdote
| 11 de Julio de 2014 | 00:00

A los 79 años, se siente “feliz y agradecido con la vida”. Así recibe Monseñor Carlos Ruiz Diaz sus Bodas de Oro como sacerdote, que se cumplen hoy y serán celebradas en tres oportunidades: esta tarde, en la Iglesia Catedral; mañana en la parroquia Inmaculada Madre de Dios de Gonnet, y el 15 de agosto, en Concepción del Uruguay. Fue allí donde nació y fue allí donde se ordenó, el 11 de julio de 1964.
El padre Carlos recibió a Norte esta semana en la casa donde vive desde que se jubiló, hace tres años. Está en la esquina del Hogar Marín y eso le permite acompañar espiritualmente a los abuelos, tarea que valora mucho y que lo hace sentir reconfortado.
“Mi vocación siempre ha sido la de maestro; la ejercí desde muy jovencito y siempre me gustó estar en contacto con los niños... y ahora, a esta altura de la vida, me toca estar con los ancianos, que son un poco niños también. Estoy contento de estar acá”, dice, mientras cuenta que se mantiene informado de la actualidad del país y de la tarea que el Papá Francisco realiza día a día, que describe como “admirable”. “A todos nos hacía falta encontrarnos más con el Evangelio. Y el Papa nos acerca a él siendo como era Jesús: sencillo, despojado; estando cerca del pueblo, de los niños, de los enfermos... me impacta verlo... este Papa me emociona”.
EN LA CATEDRAL Y EN GONNET
Carlos Ruiz Diaz nació en una panadería de Concepción del Uruguay, Entre Ríos, propiedad de sus padres: Buenaventura y Lonía Eugenia Bernard. Perdió a su papá a los tres años y valora mucho la dedicación de su madre por criarlos a él y a su hermana María Teresa.
En su ciudad se recibió de maestro y en 1955 vino a La Plata a estudiar Ciencias de la Educación. Pero finalmente decidió ser sacerdote. Fue uno de los fundadores del Seminario de Gándara y luego pasó al Seminario Mayor.
Como dijimos, se ordenó en 1964, en Entre Ríos, junto a su familia, pero siempre perteneció a la Aquidiócesis de La Plata.
Entre sus recuerdos de aquel 11 de julio, destaca la “gran felicidad” de su madre ése día. “Nunca me voy a olvidar de su rostro... hasta me confesó que ella, el día que nací, me había encomendado a Dios para que fuera sacerdote, pero que nunca pensó que Dios la iba a oír”, dice el padre Carlos con gran emoción.
Ya como “cura”, fue maestro de Catequesis y de Formación Humana en los colegios José Manuel Estrada y Misericordia de La Plata. “También estuve muchos años en el Instituto de Menores Isabel la Católica, que fue una experiencia extraordinaria”, recuerda.
Además, desde que se ordenó comenzó a trabajar en la Catedral. “Estuve 12 años realizando tareas allí, hasta que tuve la suerte de ir a la parroquia de Gonnet. Fue una época maravillosa, en donde tuve la satisfacción de tener una vida comunitaria hermosísima, en contacto con las familias, andando en bicicleta todo el día... una vida de pueblo inolvidable”.
En Gonnet encaró dos grande obras. Por un lado, la construcción del templo actual de la parroquia Inmaculada Madre de Dios. “Fue bastante bravo, de mucho trabajo, pero debo destacar la enorme tarea que realizaron Antonio Santos, Néstor Nogueira y Pedro Faiaso, para poder concretarlo. Ellos y toda la comunidad se esforzó mucho para poder tener el hermoso templo que tiene la localidad hoy en día”, dice.
También encaró la obra del actual edificio del Colegio Concilio Vaticano II. “En esos momentos tenía solo dos aulas, y nos propusimos la amplicación. Es inavalorable lo que trabajó en eso Marta Grassi... ella era la directora, la portera, era todo. Junto a las familias logramos tener el precioso colegio de hoy y crear el jardín de infantes”.
Cabe destacar que en la zona también fue capellán del Hospital San Roque y del Regimiento de Comunaciones de City Bell.
Luego le tocó volver a La Plata, nuevamente a la Catedral. Siendo arzobispo Monseñor Carlos Galán, Ruiz Diaz trabajó en las obras de finalización del templo, inauguradas en 1999. De esas épocas también destaca la tarea de Santos y Nogueira, y de los ingenieros Crispiani y Trevisán. “Se trabajó de una manera increíble y me pone muy contento haber participado en esa misión”, dice, quien desde 1991 hasta que se jubiló fue el párroco del templo “Nuestra Señora de los Dolores”.
LAS BODAS DE ORO
Cuando se le pregunta que siente al celebrar sus 50 años de sacerdocio, el padre Carlos no ahorra palabras de agradecimiento: “nunca imaginé vivir una cosa así; esto significa para mí darle gracias a Dios por toda una vida... por mis 50 años de sacerdote, por los 62 como maestro... Dios me ha dado tantas cosas: una familia tan grande, llena de hijos... a los que hoy veo convertidos en profesionales, en abuelos... son cosas que me llenan de emoción”.
La celebración comenzará hoy. A las 19.30 presidirá una misa en la Catedral, acompañado por el Obispo Emérito de Sáenz Peña, Chaco, monseñor Sartori, y el padre Eduardo Schang, de la Diócesis de San Isidro. “Será un gran honor, porque ambos me acompañaron en mi primera misa el día de mi ordenación y estarán hoy conmigo”, dice.
Además, mañana, ofrecerá una misa en la parroquia Inmaculada Madre de Dios, de 502 entre 15 y 16. Será a las 19. Luego de la ceremonia, la comunidad de Gonnet agasajará a su querido cura.
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