Alentadoras referencias sobre el crecimiento de la demanda en la escuela universitaria de oficios

La información acerca de que en los últimos tres años se triplicó la cantidad de alumnos que asiste a la Escuela de Oficios que depende de la Universidad Nacional de La Plata convalida las expectativas y los vaticinios que se formularon al inaugurarse este espacio educativo, que apunta a la capacitación y mejor inclusión de muchos jóvenes y también adultos que, al obtener su graduación, pueden incorporarse rápidamente al mercado laboral y sentirse útiles y aptos para la vida social.

Cabe recordar que estadísticas recientes determinaron que casi un 20 por ciento de los adolescentes abandonan sus estudios y, entre quienes no lo hacen, más de la mitad muestra un conjunto de conocimientos y destrezas que no supera los niveles mínimos requeridos para desempeñarse hoy en el mercado laboral.

La falta de calificación, la declinación de la educación técnica a raíz de la gran migración que se produjo en la década del ‘90 hacia la educación convencional, despojándose a la primera de infraestructura y personal necesario para formar a los jóvenes en los distintos oficios, devaluándose la excelencia del título de técnico y la creciente necesidad de mayor capacitación que se advierte en esta época son factores que conspiraron para explicar el panorama actual.

Tal como se informó, la Escuela de Oficios, pionera en su tipo en el país, nació a principios del 2011 con tres cursos, y a fines de ese año tuvo 60 egresados. En 2012 obtuvieron su diploma 174 personas. En 2013, 150. Y sólo en el primer cuatrimestre de este año contó con 177 matriculados. Sus autoridades señalaron que se fue haciendo conocida y que año tras año más clubes e instituciones barriales fueron solicitando que ofreciera sus servicios con las distintas capacitaciones.

Se destacó, asimismo, que la escuela se proyectó y se desarrolla como producto de un trabajo conjunto entre la Universidad, la Fundación Florencio Pérez, la subsecretaría de Educación bonaerense y la Federación de Instituciones Culturales y Deportivas de La Plata. Entre otros, se dictan los cursos de mecánica automotor, herrador, serigrafía y estampado de telas, electricista montador, reparador de PC, cocinero de comedor escolar y auxiliar gasista.

Correspondería consignar que, por encima de las, desde luego, más que respetables preferencias personales, se debería trabajar para equilibrar la matrícula educativa de acuerdo con las necesidades estratégicas del país y, asimismo, con las posibilidades que ofrece el mundo del trabajo. Fomentándose, además, la posibilidad de que las personas adultas puedan también optar por estas alternativas.

En este sentido, el rol cumplido en décadas pasadas por las siempre añoradas escuelas de artes y oficios resultó trascendente. No sólo no debiera subestimarse la importancia que tiene la formación de jóvenes en rubros que -como los de cocina, peluquería, carpintería, albañilería, mecánica , plomería y electricidad, entre otros- pueden garantizarles excelentes salidas laborales, sino que debería verse en ella una política social y educativa de primerísimo nivel.

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