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ELDIA |REVISTA DOMINGO

Elba, la cocinera sencilla que conquistó el corazón de todos desde la TV

Ganó un concurso televisivo que batió récords de audiencia. Lo hizo con platos sencillos aprendidos en la cocina de su casa. Ahora sueña con una carrera estelar

10 de Agosto de 2014 | 00:00
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<I>ELBA RODRÍGUEZ GANÓ 250.000 PESOS, LA PUBLICACIÓN DE SU PROPIO LIBRO DE RECETAS Y UNA BECA PARA ESTUDIAR COCINA DURANTE UN AÑO EN LA ESCUELA DE MAUSI SEBESS</I>
ELBA RODRÍGUEZ GANÓ 250.000 PESOS, LA PUBLICACIÓN DE SU PROPIO LIBRO DE RECETAS Y UNA BECA PARA ESTUDIAR COCINA DURANTE UN AÑO EN LA ESCUELA DE MAUSI SEBESS

Elba Rodríguez nació en un hogar humilde de inmigrantes bolivianos. Su padre era albañil y su madre empleada doméstica. Habían llegado de Cochabamba sin nada, en busca de un lugar donde construir su familia y su futuro. Trabajaron con esfuerzo durante años. Como no podían volver a su casa para la hora del almuerzo, desde chica Elba aprendió a cocinar para ella y sus dos hermanos. No sospechaba que esas recetas caseras la convertirían, varios años después, casi en una celebridad. Elba acaba de ganar el reality show “MasterChef”, que llegó a alcanzar récords de audiencia al superar el millón de televidentes. Le cambió la vida: no sólo se volvió famosa, también se llevó un premio que, si bien no la convierte en millonaria, le abre posibilidades que nunca había tenido.

Sentada a una mesa al sol enciende un cigarrillo: “Es todo muy reciente y todavía estoy con las emociones encima. Muy contenta; disfrutando de lo que me está pasando. Muchas notas, visitas... es lindo”, dice, y confiesa que le encantaría trabajar en televisión.

La noche anterior al encuentro con EL DÍA Elba celebró su cumpleaños número 24. El festejo se extendió hasta pasadas las dos de mañana. Familiares y amigos que no veía hacía tiempo pasaron por su casa de Lomas de Zamora a saludarla. No esperaba tanta gente y se quedó corta con las empanadas, el matambre y las pizzas que preparó para recibir a sus invitados. Igualmente, reconoce que por falta de tiempo este año cocinó menos que en los anteriores. Dentro de su entorno, desde niña se destacó por sus comidas.

Aunque la noche anterior a la nota durmió apenas poco más de cuatro horas; el entusiasmo por el momento que atraviesa la mantiene despierta. Además del triunfo personal, hace unas semanas nació una nueva sobrina, y eso también la tiene muy contenta.

¿Te reconocen en la calle?

- Sí, me piden fotos o se acercan a charlar. Me trasmiten sus emociones: el apoyo, el aguante... Eso es lo más lindo, que te reconozcan por algo bueno. El programa logró que sea así. A veces es difícil que la gente te quiera y para mí es muy importante. Lo disfruto mucho.

Contaste que a partir del programa tenés más “levante”.

- Sí!!! Me favoreció mucho (suelta una carcajada). En un tuit un chico me decía que tenía que ganar porque apostó 20 pesos por mí. ¡Podría haber apostado un poco más! (se ríe).

Antes de consagrarse como la “gran” ganadora del concurso y de conquistar a los espectadores con su sencillez, Elba llevaba la vida tranquila de una estudiante de enfermería, que los fines de semana atendía (lo sigue haciendo) la recepción de una unidad de emergencias médicas de Avellaneda.

Como hija de inmigrantes bolivianos heredó algunas costumbres culinarias de ese país, y fue uno de los puntos que la diferenció en el certamen: popularizó la sopa de maní, que era tan habitual en su familia como desconocida en Argentina. “Desde chica fue mi comida preferida, después se sumaron las pastas. El Cónsul de Bolivia me decía que a partir de lo que se vio en el programa aumentaron las ventas en los dos países”, cuenta impresionada de las repercusiones.

Los padres de Elba vinieron a Argentina en busca de mejores condiciones de vida cuando tenían 20 años, y por cuestiones económicas nunca más volvieron a su país natal. El posible reencuentro de su madre con un hermano al que vio por última vez cuando era un niño de siete años y que -suponen- sigue viviendo en Bolivia, desde siempre ilusionó a la familia. La ganadora del concurso dijo que usaría parte del dinero del premio (250 mil pesos) para concretar el viaje añorado y buscar a su tío.

¿Sentís que la historia de tus padres te marca de alguna manera?

- Todo te marca, pero positivamente. Me siento orgullosa de todo el esfuerzo y sacrificio que tuvieron que afrontar en la vida, y creo que eso es parte de lo que hoy me está pasando. Es parte de mi esencia y de mi personalidad, que es lo que trasmití. Como era en el programa soy en la vida, y me siento orgullosa.

Arroz y fideos fueron sus primeros platos: le sirvieron para salir del paso y alimentar a su familia. Pero con el tiempo se enganchó con la cocina y empezó a innovar con recetas que copiaba de programas de televisión y de las revistas. “Empecé a probar cosas para no quedarme con lo que me había enseñando mi mamá y con lo que estábamos acostumbrados a comer. Así aprendí un montón de comidas”, recuerda. Actualmente se considera “fanática” de comparar recetas para después hacerlas a su manera. También se anima a inventar con los ingredientes que encuentra en la alacena, y sobre todo a los panes y a las pastas busca darles un “toque personal”. Con el concurso se ganó la publicación de su propio libro de cocina y piensa plasmar los “secretos culinario” que guarda en su cabeza desde hace años.

"Todo te marca, pero positivamente. Me siento orgullosa de todo el esfuerzo y sacrificio que tuvieron que afrontar en la vida, y creo que eso es parte de lo que hoy me está pasando. Es parte de mi esencia y de mi personalidad, que es lo que trasmití. Como era en el programa soy en la vida, y me siento orgullosa"

¿En algún momento pensaste en recurrir a platos más pretenciosos para la competencia?

- No, en realidad yo cocinaba lo que me gustaba. Quizás si me pedían un plato distinto, y era aceptado por mi estómago y por mi paladar, lo hubiese hecho.

También los platos sencillos fueron su toque distintivo. Para la final del concurso eligió cocinar una ensalada Waldorf, lasaña a la boloñesa y mousse de chocolate, que le ganó al cordero y a la langosta que presentó su competidor. Y aunque en un principio se sintió algo intimidada por las preparaciones ostentosas de alguno de sus compañeros, siguió su instinto y se mantuvo fiel a su estilo. Sin renunciar a los nuevos sabores que debió probar en el programa: por primera vez comió wasabi y rana. Ahora sueña con abrir su propio restorán, aunque admite que deberá esperar: “Para abrirlo tengo que estar preparada. Antes quiero aprovechar la beca que me gané (para estudiar cocina). Conocer nuevos gustos y abrirme más en el campo de lo gastronómico porque todavía me falta”.

¿En qué momento empezaste a pensar en la cocina como profesión?

- Desde siempre todos me decían que tenía que estudiar cocina. Pensaba hacerlo en algún momento, pero antes me quería asegurar mi futuro con la enfermería. Era cuestión de tiempo, pero se me adelantaron los planes y ahora estoy viviendo lo que tanto anhelaba.

Elba se enteró del casting para el reality cuando vio una publicidad en la televisión, pero en un primer momento no le dio importancia. Pensó que apuntaba a personas con estudios de cocina o experiencia en restoranes. Sin embargo una duda la incomodaba y una noche decidió sacársela; buscó información en internet. Para su sorpresa, descubrió que cumplía con los requisitos: ser totalmente amateur. Igual seguía sintiendo que no encajaba en esa experiencia televisiva. Pero un amigo la alentó y se decidió.

El siguiente paso era filmar el vídeo que pedían desde la producción para la primera selección. Su hermano lo filmaría, pensó. Pero en un primer momento Sergio se negó. Le decía que antes debía terminar sus estudios de enfermería, y que seguramente más adelante se le presentaría otra oportunidad. Pero Elba ya estaba ilusionada y lo convenció. Debatieron en familia el plato que cocinaría para la grabación: ganaron los canelones con salsa blanca.

Dos meses después, cuando la idea ya había sido descartada, le avisaron que debía presentarse en el hipódromo y preparar un nuevo plato. “Pensé que no iba a quedar porque veía cosas muy distintas a lo yo estaba acostumbrada. Atrás mío una chica había hecho una mayonesa azul”, recuerda Elba, que en ese momento se sintió apocada con su arroz primavera y su pollo a la suiza.

“Cuando caí en que había sido elegida por Donato lloré terriblemente, no podía creer lo que me estaba pasado. Siempre lo vi en la tele, y tenerlo en frente, abrazarlo... Fue muy fuerte”. Ese día se sentía tan disminuida que le costó entender que había sido elegida para concursar en el reality. En cambio, hoy se anima a soñar con conducir un programa de cocina: “Me encantaría y creo que tengo el don de hablar, y también de enseñar, pero antes quiero estar preparada”.

¿Considerabas la posibilidad de ganar o te sorprendió el resultado?

- En realidad yo hacía lo que me gustaba: cocinar. Mis compañeros se me reían porque yo decía que me daba los mismo ir a prueba de eliminación o no. Porque de última, les decía, voy a hacer lo que me gusta, que es cocinar. Y todos se reían porque nadie quería prueba de eliminación. Igual siempre tuve una esperanza.

¿Con las cámaras siempre te llevaste bien o en algún momento te sentiste intimidada?

- Estaba nerviosa, tensionada, como todos. Pero me tenía que acomodar a lo que sea. Trataba de remarla y centrarme en lo que estaba haciendo, en mi plato. Era más fuerte lo que hacía que lo que me rodeaba externamente.

¿Qué fue lo que más te costó del programa?

- Abrirme a nuevos sabores. Ahora que voy a empezar a estudiar se me van a abrir más las puertas y quiero seguir probando otros gustos para conocer, y después decidir si usarlos o no. También que te evalúen cómo estás haciendo las cosas es difícil. En una cocina no pasa eso: mi familia me decía si estaba rico o feo y nada más.

¿Qué fue lo primero que pensaste cuando te dijeron que eras la ganadora?

- En mi familia, en cómo iban a reaccionar porque no todos los días pasa esto. Son oportunidades únicas. También en el jurado que me permitió estar en ese lugar, como ganadora. Y en el apoyo de las personas (a Elba se le llenan los ojos de lágrimas, se quiebra, y llora). Hubo un acompañamiento muy importante que para mi fue inmenso, nunca me hubiese imaginado eso. Fue todo muy fuerte y no me lo esperaba.


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