Organizaban un cumpleaños en La Loma y la sorpresa fue un robo

Ocurrió ayer a la mañana en 15 y 37. Una de las víctimas fue interceptada cuando volvía del supermercado

SILVIA, UNA DE LAS VÍCTIMAS DEL ASALTO EN 15 ENTRE 37 Y 38. LA INTERCEPTÓ UN DELINCUENTE CUANDO VOLVÍA DE HACER MANDADOS PARA EL CUMPLEAÑOS DEL HIJO

Con la previsión típica de las madres, María Silvia Iturregui (58) había ido al supermercado a las 10 de la mañana. Tenía que comprar todo para el cumpleaños de su hijo, por eso salió de su casa casi doce horas antes de que empezaran a llegar los invitados.

La mujer tenía las manos ocupadas con varias bolsas. Por eso demoró unos segundos más antes de entrar de nuevo a su casa de 15 entre 37 y 38. Un ladrón que pasaba por ahí tuvo la rapidez suficiente como para interrumpirla cuando estaba por cerrar la puerta.

El delincuente le apuntó directo a la cabeza con un revólver negro. Antes de ver el arma, en la casa interpretaron mal la situación.

“Pensé que era alguien que le hacía una broma a mi hija. Reaccioné cuando vi la pistola y no lo podía creer”, sostuvo Delia (85), la abuela del joven cumpleañero, que llegó desde Azul especialmente para la ocasión.

Una tercer mujer, “una empleada, pero casi una hermana” y de edad similar a la de Silvia, también estaba en la casa.

El ladrón empezó a escupirle amenazas y a exigirles que entregaran todas las joyas y la plata que tuvieran guardadas.

Lo primero no había y lo segundo estaba guardado en una cuenta bancaria. “Para que se fuera de mi casa lo antes posible le ofrecí ir al banco. Si le llegaba a decir que no tenía nada me iba a empezar a pegar”, especuló Silvia en diálogo con EL DIA. El delincuente “era joven y parecía principiante”, pero así y todo no accedió a volver a la calle y arriesgarse a que lo descubrieran.

Ninguna de las víctimas alcanzó a ver si al delincuente lo acompañaba algún cómplice. La última imagen de él que tuvieron fue mientras les apuntaba a las tres y amagaba con matarlas si no entregaban “la plata grande”.

Varios cajones quedaron tirados en el piso, semivacíos, después de la recorrida que el ladrón hizo por la casa. En primer lugar descartó la bijouterie de las mujeres y optó por no robarse las pertenencias de mayor tamaño.

Pero sí se robó una netbook, unos 300 pesos, una billetera y un celular. Por orden del asaltante -20 años, de baja estatura y bien delgado-, las tres mujeres esperaron que no hubiera más ruidos hasta abrir una hendija de la puerta y por fin llamar a la Policía.

El procedimiento de rutina indicaba que en esa casa todo debía quedar igual que como lo dejó el ladrón. “Pero ordené todo porque no es bueno seguir viendo este espectáculo”, dijo Silvia.

En ellas los nervios se aflojaron a media tarde, y los preparativos para el cumpleaños siguieron con una promesa: “Nos sacaron varias cosas pero esta noche no me la van a robar. Acá va a haber una fiesta”.

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