El eterno Leonard Cohen
| 21 de Septiembre de 2014 | 00:00

Ochenta años y, como si aún tuviera algo para probar, su segundo disco en dos años: Leonard Cohen exhibe un momento vital y paradójico, ya que mientras su talento está en plena expansión, su menuda figura se encoge más y más.
Cohen alcanza hoy tan magno aniversario, pero no espera grandes eventos. “En mi familia apenas celebramos los cumpleaños y ni siquiera hay castigos si alguien los olvida”, señaló el músico recientemente el músico en un multitudinario encuentro en Londres con periodistas de 25 países. Y apuntó, siempre travieso: “Creo que lo celebraré fumando”.
“Tendré 80 años en unos pocos días y he fumado durante 50, realmente me gusta fumar”, confesó Cohen, envuelto de ese halo misterioso al que ha contribuido el humo, la nicotina y su cavernosa voz.
Dos días después de que sople las velas saldrá al mercado “Popular problems” (Sony Music), el disco número trece de su carrera, y eso también es motivo de fiesta, porque su escucha no evoca la imagen de un artista en el ocaso de sus días.
De todos modos, Cohen concede que “no hemos reinventado la rueda”, aunque sí presume de que la “paleta de géneros es amplia”, con góspel, country y blues arropados por un coro de féminas y una presencia musical, la suya, que sigue siendo enorme.
Una de las claves del envolvente sonido del disco está en la provechosa asociación entre el músico y el productor y compositor Patrick Leonard, colaborador entre otros de Madonna. Cohen se quedó maravillado ante su trabajo en unas piezas confeccionadas solo con el piano y desde entonces Leonard es el cómplice de Cohen en el esculpido artesanal de los sonidos que caracterizan al oriundo de Canadá: ”Los poemas no se acaban, se abandonan, y eso pasa también con la música”, defiende citando al poeta Paul Valery.
El nuevo álbum llega sólo dos años después de “Old Ideas”, y Cohen lo atribuye a su “química” con Leonard y anuncia que, como si fuera un joven rockero ávido de publicar y demostrar, ya están trabajando en otro disco.
Así se muestra Cohen, de hecho: tras “Old Ideas” no tuvo mejor idea que realizar un tour de casi dos años por todo el mundo, planteando serios cuestionamientos a la ciencia que le pone límites a la edad con que pueden realizarse ciertas actividades.
PROBLEMAS POPULARES
La temática de su obra es la de un artista universal, y atraviesa el amor, el conflicto, la religión, la unidad... Problemas que, como sugiere el título, nos tocan a todos.
“Refleja el mundo en el que vivimos, la atmósfera”, dice, antes de bromear con que al próximo álbum lo titulará “Unpopular solutions”, “soluciones impopulares”, en lo que podría resultar una simpática trilogía entre viejas ideas (el “old ideas” del disco de 2012), problemas populares y soluciones difíciles.
Quienes lo han conocido durante toda una vida señalan que Leonard Cohen es un hombre adepto a los extremismos, pero se muestra sereno, casi trascendente. ¿Ha cambiado sus rumbos y es ahora un sabio? ¿O sencillamente ha aprendido a no atraer atención indeseada? Como sea, sus historias, su sonrisa y su sapiencia irónica, sumado a ese cigarrillo eternamente encendido, lo constituyen en un sacerdote de la música a quien todos reverencian. “He intentado fijar a lo largo de los años una posición política que nadie pudiera descifrar”, complejiza el misterio sobre su personaje Cohen, otra vez encendiendo el antro con su risa juguetona.
Es el primer intento del músico por abrirse de tomar posturas demasiado severas sobre cualquier asunto: los años le han enseñado que los grises, el color de la ceniza de su cigarro, predominan.
“No siento que pueda tomar partido”, responde cuando le preguntan sobre el referéndum en Escocia, país en el que se llevó a cargo la conferencia. “Asumo que cada uno trabaja con sus mejores intenciones, no veo nada siniestro de un lado o de otro. La gente trata de hacer que sus vidas tengan significado y a veces piensan que la manera es a través de la política. En cualquier caso, reconozco la lucha de la gente por darle significado a su existencia y eso merece un respeto”, señala.
Es que desde su experiencia vital, que le ha servido para levantarse varias veces contra la depresión y la sensación de derrota, es fundamental reconocer que “todo el mundo sufre y que todo el mundo lucha por ser alguien”.
“Hay que entender que tu lucha es como la lucha de cualquier otro y tu sufrimiento también, y creo que no se llegará a soluciones políticas mientras no lleguemos a esa idea”, afirma.
El primer disco de Cohen llegó recién a sus 33 años y desde entonces, el músico, también poeta y novelista (recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 2006), no ha cesado de producir; pero no se siente una institución. “En todo caso”, cierra siempre con una última palabra sagaz, “como una institución mental”.
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