Adiós a la voz aterciopelada de Demis Roussos

EL CANTANTE MELÓDICO DEMIS ROUSSOS MURIÓ EL SÁBADO

Quienes fueron jóvenes durante los años ‘70 y ‘80 lo recuerdan con una sonrisa: Demis Roussos, el cantante griego que lucía tupida barba y cubría su cuerpo con exóticas túnicas multicolores de lentejuelas, dijo adiós el sábado, según informó ayer su familia.

Hijo de un ingeniero griego y una actriz y bailarina egipcia de origen italiano, Roussos pasó sus primeros años en Egipto, y llegó a Grecia después de la Guerra de Suez, con poco más de diez años. Ya en el país heleno, Roussos encontró su vía de escape durante la adolescencia y los años venideros a través de la música, y fundó bandas de cierto éxito nacional como The Idols o We Five.

En 1968 se unió a la banda de Rock progresivo Aphrodite’s Child, como cantante y bajista, grupo con el que solo duró dos años y sacó tres discos, pero aún así para él “fue un período esencial” en su vida. Luego se volcaría lentamente al melódico y allí se volvería el exitoso intérpreto que vendería 60 millones de copias.

En 1971, Roussos publicó su primer álbum en solitario, “On The Greek Side Of My Mind”, y más tarde “Fire And Ice”, con el que inauguró su particular estilo que conseguía mezclar con naturalidad la cultura propia del folklore griego con la música pop.

Pronto emigró a Francia, donde la canción “We Shall Dance”, que en el país heleno había pasado absolutamente desapercibida, se convertió rápidamente en un gran éxito.

Roussos entonó “Shall we dance” y otros éxitos, como “Por siempre, hasta siempre”, “Mañanas de terciopelo” y “Adiós mi amor, adiós”, en castellano, en versiones que todavía se recuerdan en Argentina con nostalgia de boliche.

La vida de Roussos tuvo de todo: incluso, hasta fue secuestrado su avión por un grupo radical islámico en 1985. Escribió, combatió la obesidad y, en este milenio, volvió al rock, con su último trabajo, “Demis”, de 2009. A pesar de su furor melódico, Roussos se consideraba sin embargo rockero, “porque el rock and roll no es un estilo de música, sino una filosofía de vida”.

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