El radicalismo, con rumbo político definido
| 16 de Marzo de 2015 | 02:59

Por MARIANO SPEZZAPRIA
Twitter: @mnspezzapria
La resonante victoria en la Convención radical del sector liderado por el jefe partidario Ernesto Sanz implica un fortalecimiento del bloque no peronista de la política argentina, cuyos dirigentes no gobiernan el país desde 2001. Como en aquella oportunidad, la UCR opta también ahora por aliarse a una fuerza con base en la ciudad de Buenos Aires, como lo es el PRO de Mauricio Macri, y como lo era entonces el Frepaso de Carlos “Chacho” Alvarez.
La similitud histórica sirve para entender que el radicalismo sigue siendo un partido de alcance nacional, con presencia federal, cuya estructura se torna atractiva para dirigentes que no cuentan con esa apoyatura. Tanto es así, que hasta la votación de ayer por la madrugada en Gualeguaychú, tanto Macri como Sergio Massa –dos de los tres aspirantes presidenciales mejor posicionados, junto a Daniel Scioli- estaban expectantes del resultado del plenario.
La compulsa estaba pareja hasta que Sanz dio una muestra de su muñeca política al incluir en su propuesta que las provincias quedaran facultadas para negociar alianzas más amplias que lo que supone un acercamiento con el PRO y la Coalición Cívica de Elisa Carrió, aunque el peso específico de los convencionales porteños, los bonaerenses –capitaneados por Federico Storani en sintonía con el possismo- y los cordobeses desbalancearon la Convención a su favor.
Así, Julio Cobos y Gerardo Morales -que proponían una apertura al massismo- quedaron en minoría y el mendocino debió declinar “in situ” su precandidatura presidencial, por lo que ahora sólo Sanz está habilitado para competir en las PASO como representante de la UCR.
En el mismo acto, el jefe del bloque de senadores nacionales quedó comprometido a mantener esa postulación, lo que le impediría declinar para ser compañero de fórmula de Macri.
Para el jujeño Morales, la estrategia es inversa a la de Sanz porque busca este año quebrar la hegemonía del PJ en su provincia y lo que necesita es “romper al peronismo” y no tanto sumar al PRO, que es irrelevante en el distrito. Por eso provocó aquella polémica fotografía con Massa en San Salvador. “Con Sergio no hay problemas porque él es peronista, nosotros radicales y eso no va a cambiar. Pero Macri busca chuparnos dirigentes”, suele rezongar.
De hecho, la constitución del PRO como fuerza predominante en la ciudad de Buenos Aires estuvo acompañada por la paulatina adhesión tanto de dirigentes radicales como peronistas que se alejaron de sus respectivas estructuras partidarias.
La carencia de una estructura nacional ya había llevado a Macri a bajarse de la carrera presidencial en 2011, lo que dejó el campo abierto para la reelección de Cristina Kirchner. Pero ahora la situación cambió.
El líder del PRO acaba de obtener un espaldarazo en su objetivo de llegar a la Presidencia el 10 de diciembre, ya que la alianza con la UCR le permitirá un despliegue federal y al mismo tiempo, Sanz no representaría un peligro para su candidatura en la instancia de las PASO, al igual que Carrió. Es que no está en los cálculos de nadie que se repita aquella interna entre Fernando de la Rúa y “Chacho” Alvarez, en la que el candidato radical venció al del Frepaso.
Quince años después de aquella experiencia fallida, la UCR vuelve a darse la oportunidad de armar una alianza en función de la conquista del poder: ahora por centroderecha, antes por centroizquierda.
Por supuesto que las usinas oficialistas ya previeron darle la bienvenida recordando a la vieja Alianza, pero el discurso de réplica ya lo esbozó ayer el armador macrista Emilio Monzó: “No nos juntamos en contra de nadie sino a favor de los argentinos”, afirmó.
La alegría macrista era la otra cara de la moneda de la decepción massista. Tanto, que la ex diputada provincial Cecilia Moreau dijo que en Gualeguaychú “se firmó el certificado de defunción de la UCR”.
Además, el traspié del Frente Renovador fue aprovechado por algunos de sus ex integrantes como Gustavo Posse, quien lanzará su precandidatura a gobernador el 10 de abril por la nueva alianza porque Massa –a su criterio- “perdió una oportunidad enorme”.
Sin embargo, sería algo prematuro para sus adversarios velar ahora el proyecto presidencial de Massa. El ex intendente de Tigre reaccionó ayer al plantón radical con un gesto bien peronista: encabezó una caravana por La Matanza a la vieja usanza del PJ bonaerense. Y se mostró dispuesto a seguir en carrera enfrentando a los principales aparatos partidarios del país. Su potencia electoral se asienta en el Conurbano, donde el PRO y la UCR aún no hacen pie.
Es en el amplio y variopinto mundillo peronista -ahora que la Convención radical despejó la incertidumbre y resolvió una alianza con Macri y Carrió- donde no parecen estar cerradas las puertas para un reagrupamiento que ordene la salida del kirchnerismo del poder.
De hecho, no faltan los dirigentes que especulan con la posibilidad de un corrimiento hacia el centro del arco político en caso de que la Presidenta ponga el futuro del PJ sólo en manos de La Cámpora.
En este sentido, la reaparición en escena de Eduardo Duhalde tratando de retomar el control del Congreso partidario puede parecer meramente simbólica, pero al mismo tiempo resulta sintomática de lo que está sucediendo en el peronismo, que aún no tiene claro si la Presidenta le dará al gobernador Scioli la boleta oficialista para competir en las PASO por la sucesión.
En la UCR, en cambio, pueden haber quedado heridos pero el rumbo político ya está definido.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE