En el amor y el arte a veces se triunfa con las mentiras

Por ALEJANDRO CASTAÑEDA

BIG EYES, de Tim Burton.- Es la historia real de un recordado fraude: En los años 50 y 60, los pintores Margaret y Walter Keane tuvieron un éxito enorme con cuadros que representaban niños de grandes ojos. La autora era Margaret, pero los firmaba Walter, su marido, porque, él tipo era muy hábil para el marketing y ella algo sometida. Cuando Margaret quiso revelar la verdad -suele suceder- la gente muchas veces se quedó con la copia y le creyó más a la mentira. Una historia fascinante que el estilizado cine de Tim Burton no consigue aprovechar. Burton no es el mejor para hacer biopic. Se mueve mejor entre lo tétrico y lo extravagante. Lo suyo, en sus mejores versiones, es evanescente y cautivante. Por eso el tono de falso cuento de hadas no le cae bien a esta meditación sobre el poder y las falsificaciones, un relato que usa el arte y el amor para hablarnos mentiras, sueños y despersonalizaciones. Hay exageraciones en el trazo de un Walter más desorbitado que tenebroso y una impronta de comedia que le quita fuerza a una historia llena de matices, con colores y zonas oscuras y con esos ojos grandes que a su dueña no la dejaban ver. Detrás de su tono ligero, hay pinceladas sobre el machismo, los prejuicios de aquellos años y la búsqueda de identidad de una mujer falseada que en principio renunció a ser ella. La historia interesa, pero se vuelve cada vez menos rigurosa. En el amor y en el arte –nos insinúa Burtom- a veces se triunfa con la mentira. (*** BUENA).

ENTRAÑABLE DESPEDIDA

SE LEVANTA EL VIENTO, de Hayao Miyazaki.- Linda y colorida despedida de un maestro de finos trazos y aliento humanista, un poeta que le dio un vuelo más calmo a la animación. Aquí parte de una historia real, la vida de Jiro Horikoshi, el joven inventor que diseñó varios de los aviones utilizados en la Segunda Guerra Mundial. Desde allí, mezcla el apunte documental con un relato romántico. Los dos proyectos suelen estar matizados por las escapadas de ese ingeniero que encontró que el avión y el amor eran inalcanzables y fascinantes. Sus aviones siempre rondaban los sueños de un diseñador que de chico se extasiaba viendo las estrellas desde el techo de su casa y que de grande incorporó el amor y el dolor como parte de esa mirada. El filme es largo y seguramente muy alejado al gusto de un público infantil acostumbrado a pedir más riesgos, más explosiones, más sorpresas. Pero su poesía sigue allí y en algunos momentos, en esa idea del viento que nos llama a vivir, en sus mensajes por la paz, la serenidad, los valores de siempre, en su canto a la naturaleza y la solidaridad, en sus trazos delicados, surge el mensaje bello y melancólico de un artista que ha guardado su pincel después de enseñarnos a ver la vida con otros colores. (*** BUENA) .

INVENCIBLES CORRECAMINOS

RAPIDOS Y FURIOSOS 7, de James Wan. – Cada vez pelean contra villanos más grandes. Es la ley de las sagas de acción: se recargan a sí mismas para ir doblando la apuesta. En el centro, por supuesto, están las calles, los autos, las persecuciones. Estupendamente presentadas. Nada iguala la espectacularidad y la imaginación de estas corridas. Lo demás es lo de siempre: tipos básicos, simples, imbatibles, que cada vez que logran disfrutar una vida tranquila el deber o lo que sea los convoca. Y otra vez salen a la cancha a pelear contra los malísimos. Ahora el que los gtiene mal traer son dos súper enemigos: un vengativo de alto vuelo; y un invento feroz, El ojo de Dios, un chiche que ubica lo que quiere en cualquier lugar del planeta. Peleas largas, balazos y piñas, autos que hacen de todo y pilotos a su altura. Taco, punta, aceleraciones y frenada, derrapes, saltos y velocidad pura. Para los fierreros, un plato bien servido. Los que buscan otra cosa, mejor sacarse el casco y abstenerse. (*** BUENA).

ALEJANDRO CASTAÑEDA
Big Eyes
Hayao Miyazaki
Jiro Horikoshi
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