Tidal: ¿los artistas al poder?
| 6 de Abril de 2015 | 02:35

A pesar de que el campo del streaming musical se encuentra abarrotado de propuestas (Spotify, Pandora, Mixcloud, Rdio...) Jay Z consiguió que el lanzamiento de Tidal, el pasado viernes, sea percibido como un momento histórico, de quiebre, en el consumo de música a través de internet.
Tidal es un nuevo servicio de streaming, con un fuerte aparato de marketing destinado a vender, como solía explicar Don Draper, no un producto sino una idea: con gran sentido publicitario, Jay Z consiguió presentar su servicio de música online como “revolucionario”, una irrupción en que los artistas toman el poder y que implicaría un cambio de rumbo en la industria musical que durante años favoreció a las discográficas y hoy parece favorecer al consumidor antes que al artista.
Y la puesta en escena colaboró: una verdadera Liga de la Justicia de la música, en la que se contó a Madonna, Kanye West, Beyoncé, Rihanna, Jack White, Arcade Fire, Coldplay y Daft Punk, entre otros, se acercaron a la presentación y, en grandilocuente manera, firmaron un manifiesto para pasar a ser copropietarios del emprendimiento musical.
“No es cuestión de dólares o de centavos, se trata de todas las cosas que implican ser un accionista, como expresar tus pensamientos como miembro de la junta y tener ese control creativo”, dijo Vania Schlogel, ejecutiva de la empresa, quien agregó que existe un programa de revalorización de activos para los artistas: “Es un tipo de participación diferente”.
LA IDEA
Servicios como Spotify y Rdio habían aparecido en el mercado casi como la salvación de la música: mientras la industria tradicional peleaba inutilmente por sostener su poder, el usuario se volcaba a la descarga gratuita e ilegal. El artista se había resignado a no ganar dinero con sus discos hasta que las plataformas comenzaron a ofrecer catálogos de miles de canciones por un precio de suscripción. Parte iba a los artistas.
Sin embargo, desde el año pasado los artistas comenzaron a manifestarse contra el estado de la industria del streaming, un multimillonario negocio que aportaba a los músicos una tajada insiginificante. De esa rebelión nace Tidal, un servicio que propone que los artistas sean los grandes favorecidos económicamente y, además, controlen los contenidos y puedan ofrecer no solamente hits como comida rápida sino música en alta fidelidad y “experiencias exclusivas que no serán halladas en ninguna otra parte”, según explicó Alicia Keys, presentadora de la estelar gala.
“Nuestra intención es preservar la importancia de la música en nuestras vidas”, dijo Keys en una conferencia teñida por el uso de términos como “revolución” y “cambio”: de hecho, el hashtag utilizado por organización es #TidalForAll (”Tidal para todos”).
UN LLAMADO A LA ETICA
Al final del día, entonces, el aparato publicitario de Tidal parece buscar que los usuarios abandonen las alternativas gratuitas y se vuelquen al servicio para acompañar este necesario cambio: es un llamado a la ética del usuario, y resta ver cuan efectiva fue la cumbre de celebridades a la hora de convencer al consumidor de la era del mp3 que precisa alta fidelidad, el corazón del producto de Jay Z.
Los servicios de streaming ofrecen música en formatos acordes a las velocidades de internet promedio actuales; por lo tanto, es evidente que el futuro es la alta fidelidad propuesta por Tidal por 20 dólares al mes. Sin embargo, no cualquier conexión puede acceder a formatos digitales sin pérdida de calidad, para lo cual la plataforma ofrece una versión económica de 10 dólares.
Pero Tidal, que todavía no está disponible en América Latina, no ofrece, como casi todos los servicios, una versión gratuita: el consumidor de hoy está acostumbrado a lo “gratuito” gracias a años de piratería y YouTube. La calidad del audio, además, es una preocupación marginal para el grueso de los consumidores, que escuchan las canciones en auriculares de mala calidad mientras caminan por la calle.
Habrá que ver, entonces, si Tidal consigue sacudir al consumidor y apelar a su sentido ético para conseguir establecerse en el campo. Pero la madre de todas las batallas no será la de conseguir suscriptores, sino conseguir músicos: a medida que la pelea por liderar el mercado se vuelva más encarnecida, los artistas exclusivos de cada servicio serán, como sucede con las plataformas audiovisuales, las cartas principales para atraer al escucha. Y en este sentido Jay Z y su caterva de estrellas está, cómodo, en la delantera, con apenas un puñado de días en el mercado.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE