Cinco generaciones para celebrar los 102 de Ninfa

Ningún integrante de la familia se quiso perder el festejo. Ninfa Iris Santoro de Vattiato sopló este fin de semana 102 velitas en City Bell y a esa localidad llegaron parientes desde todos los rincones para celebrar con ella el cumpleaños.

Cinco generaciones del árbol familiar se reunieron en un salón de fiestas para agasajar a la ya más que centenaria vecina, que con 102 años sigue ostentando el título de “excelente cocinera”, famosa por su torta de chocolate.

Cinco hijos, trece nietos, treinta y un bisnietos y siete tataranietos acudieron a celebrar la ya tradicional celebración en la que Ninfa comprueba, año tras año, cómo se va ensanchando la familia.

DE LA BOCA A LA PLATA

La abuela centenaria nació el 1 de mayo de 1913 en el barrio porteño de La Boca, y ya desde muy chica -debido al trabajo de su padre-, se trasladó con el resto de su familia a La Plata.

Fue en nuestra Ciudad que pasó su infancia, creció y se educó, formando una enorme familia con José Vattiato, con quien contrajo nupcias a las 18 años.

“Pepe” era un joven trabajador proveniente de Italia que atendía un puesto de frutas en el predio donde antiguamente funcionaba el Mercado, en 4 y 48. De la unión de la pareja nacieron “Chiquita”, Sara, Carlos, Mario y José Luis, que recibieron siempre la atención y los cuidados de una madre cariñosa y devota.

Igual atención y fraternidad recibió cada uno de los nietos, bisnietos y hasta los tataranietos. Todos en algún momento de sus vidas han tenido la oportunidad de probar sus habilidades de repostera destacada. ¿Sus especialidades? Aparte de un postre de origen italiano a base de vainilla, todos concuerdan que su deliciosa torta de chocolate “es legendaria”.

UNA VIDA APACIBLE

De carácter “tranquilo y reflexivo”, Ninfa siempre ha llevado un estilo de vida “feliz y apacible”, que según su familia, es el secreto para su excelente estado de salud.

Ni siquiera su experiencia extrema durante las inundaciones del 2 de abril pudo robarle su paso radiante por la vida. Cuando el resto de la Ciudad estaba inundada, sus vecinos lograron sacarla de su casa en silla de ruedas, con el agua al cuello. Entonces, un solo pensamiento rondaba su mente: no partir sin despedirse de sus seres queridos.

En ese momento, según contaron sus parientes, el deseo de la centenaria abuela era “llegar a los 100 junto con su familia”. Dos años más tarde, Ninfa ha cumplido ese anhelo con creces y continúa disfrutando de una salud envidiable.