Salió de raid, pero lo atraparon los vecinos y casi lo linchan

Tiene 50 años. En dos horas asaltó, por lo menos, cuatro locales. Lo detuvieron en 56 entre 14 y 15

La ambición delictiva de un bicichorro armado que entre la 1 y las 3 de la tarde de ayer sembró el pánico en inmediaciones de Plaza Moreno, parecía interminable.

Ya se había alzado con la recaudación y otros elementos de valor de un lavadero de ropa, otro de coches, de una panadería y un kiosco de la misma zona, y hasta había intentado hacer lo propio en un local de comidas.

Pero cuando al parecer se disponía a “seguir de racha” en otros comercios del lugar, fue perseguido por algunos vecinos que lo corrieron y lograron darle alcance en 56 entre 14 y 15, cuando huía en bicicleta. Algunos dicen que estaba con un compinche que pudo escapar, pero la policía lo desmiente.

En medio del revuelo, varios vecinos castigaron al hombre con golpes y patadas que, de acuerdo a la información oficial, le causaron heridas leves. En ese momento arribaron varios móviles con personal policial del CPC -que ya estaba al tanto de lo que ocurría por las denuncias al 911- y se llevó arrestado al acusado a la comisaría Quinta, a cargo de Gastón Aizcorbe.

Al requisarlo le secuestraron “3.798 pesos, una cuchilla de estilo tramontina y un corta plumas”, reza el reporte oficial.

En aquella seccional se le iniciaron al ladrón actuaciones caratuladas “tentativa de robo calificado por el empleo de arma blanca”.

Asimismo, se dio intervención a la UFI Nº 6, de Marcelo Romero, y al Juzgado de Garantías Nº 4, de Juan Pablo Masi.

DISGUSTO Y COMA DIABETICO

Uno de los negocios en los que el asaltante cometió sus fechorías, minutos después de las 15 de ayer, fue el kiosco ubicado en diagonal 74 entre 15 y 16.

Horas después, Celina Amarilla (60), mamá de la dueña del local, contó que “acá vino un ladrón armado justo cuando estaba solamente una señora que colabora con mi hija”.

“El tipo la obligó a darle el dinero que había, 3.000 pesos. Pero no se conformó y apuntándole con el arma en la cara la amenazó de muerte para que le diera también un celular, que ella no tenía”, comentó.

El asaltante escapó, instantes antes de que llegara Amarilla: “Esta mujer, muy nerviosa, me dijo que un ladrón acababa de robarle y que saliera a correrlo”, recordó.

Además del perjuicio económico y del pésimo momento sufrido por quien atendía el local, el episodio provocó un enorme disgusto a Amarilla y una peligrosa consecuencia para su salud.

“Ttuve un coma diabético por el que me tuvieron que atender después en el hospital Gutiérrez. El nivel de diabetes se me disparó a 600, cuando lo normal es que no supere de 100”, explicó, agregando que “también soy hipertensa y seguramente me hizo subir bastante la presión arterial”.

Con toda su indignación a cuestas, se quejó porque “soy una víctima más de la inseguridad en la que vivimos, con políticas y leyes que amparan a los delincuentes”.

En ese estado de enojo, enseguida expuso que “pago todos los impuestos, como corresponde, y este kiosco lo pusimos con mi hija hace sólo dos semanas para que ella, que es madre de una beba de apenas 20 días, pueda ganarse la vida. Y rápidamente ya sufrimos un asalto”.

Amarilla, que por su parte trabaja como taxista, recordó que hace dos años tuvo un traumático asalto en su vivienda de 3 entre 84 y 85 “que aún me sigue amargando”.

El detenido- que fue revisado en Cuerpo Médico por los golpes- fue indagado y se negó a declarar.

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