José Maximiliano Flaim
| 26 de Octubre de 2016 | 02:49

El fallecimiento de José Maximiliano Flaim provocó numerosas muestras de dolor entre quienes lo conocieron y respetaron por ser un hombre de convicciones, luchador incansable en todo lo que emprendía y de espíritu tenaz.
Había nacido en esta ciudad el 22 de Marzo de 1933; hijo de Enrique G. Flaim y de Ena Filomena Massaccesi, fue el hermano mayor de Nelly y Héctor.
Fue un estudiante brillante que, según solía recordar, disfrutó de una época en la que la ciudad tenía otro ritmo, los vecinos se frecuentaban para conversar y la palabra tenía un valor supremo.
Vivía en Los Hornos y cruzaba la Ciudad en su bicicleta diariamente para llegar a la escuela Industrial donde cursó sus estudios secundarios, que en esa época estaba en Ensenada.
Allí se formó y recibió las herramientas que le posibilitaron continuar con la educación universitaria, luego dictó clases de Química y Física en la escuela secundaria y vio pasar varias generaciones de alumnos que siempre recordaron sus enseñanzas.
Fue uno de los fundadores de la Escuela Técnica Nº 5 , también fue docente en la Escuela Juan Bautista Alberdi y en la N° 116 de Los Hornos. Asimismo fue honrado con el padrinazgo de la Escuela N° 35 de Los Hornos.
En el año 1958, con tan solo 28 años, fue director de Paseos y Jardines, cargo que le permitió restaurar algunas plazas como la de Villa Elisa y la “19 de Noviembre”, de 25 y 44.
También colaboró en el emplazamiento del monolito, que hoy es el monumento a la Madre, en la localidad de Los Hornos.
Fue dos veces delegado municipal de Los Hornos durante los años 1963 y luego en 1988; en ambos períodos se dedicó a trabajar para mejorar los servicios de la Comuna.
Fue socio fundador del Rotary Club de Los Hornos, además de presidente en dos oportunidades; se desempeñó también como presidente de Capital Chica, el club de sus amores, donde trabajó para construir las obras que el club necesitaba, respaldado por una comisión directiva formada por amigos y socios, que trabajaron y acompañaron sus proyectos durante nueve años.
Además militó en la UCR de la sección quinta de la Ciudad.
En el plano laboral se dedicó además al comercio de muebles y artículos del hogar. Otra pasión fue su laboratorio químico, FAMAC, el que llevó adelante con varios amigos.
Su templanza, carácter firme y aguerrido, lo acompañaron hasta los últimos momentos de su vida.
Fue simpatizante de Gimnasia, club al que siguió con fervor en cada campaña de fútbol.
En 1969 se casó con María Cristina Castaño, madre de sus tres hijos, Silvina (Docente), Christian (Ingeniero) y Hernán (Técnico electrónico). Tuvo la dicha de conocer a su nieta , María Eugenia y de poder disfrutarla hasta el último minuto de su vida.
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