Calculan que en la Ciudad hay 300 estacionamientos usurpados

Una práctica ilegal que se expande en la zona céntrica

Arranca la mañana del jueves en 39 y 8. Pasadas las 8, una camioneta blanca toca bocina unos 50 metros antes de llegar a esa esquina. Sale un joven de la verdulería y quita presuroso tres cajones rojos que estaban colocados al costado del cordón, sobre la calle, donde le habían reservado el lugar. La maniobra termina con la camioneta estacionada. En 49 entre 2 y 3, un trapito, bien temprano, coloca caballetes, maderas y baldes, religiosamente, cada mañana, para reservar unos cuantos lugares para sus automovilistas conocidos. Son apenas dos casos de reserva ilegal de espacios para estacionar, una especie de usurpación en calles densamente transitadas, Se calcula que entre comerciantes, obras en construcción y “trapitos”, suman más de 300 espacios ocupados en forma irregular.

Si bien la Municipalidad asegura que se hacen controles, las infracciones labradas hasta el momento son escasas. Los mismos voceros informan que las multas por esta clase de contravención puede llegar a los 93 mil pesos en casos de obras de construcción que no tengan el permiso oficial de Planeamiento.

La modalidad de reservar espacios sin autorización oficial se multiplica en cada zona del casco urbano, fundamentalmente entre las 7.30 y las 14, franja horaria en la que el tránsito tiene su mayor caudal. También con carteles que se colocan en reparticiones oficiales sin la ordenanza correspondiente que le permite la reserva, en viviendas particulares que no tienen garage y en comercios.

A los trapitos y comerciantes que guardan lugares indebidamente, se le debe sumar las obras en construcción. En 40 entre 5 y 6, estacionar ya es una utopía para conductores particulares. Hay dos obras que guardan no menos de 20 ó 30 metros cada una, de la mano de los impares, por si llega algún camión que descargue materiales durante la jornada. Mientras tanto, decenas de conductores rebotan y tienen que dejar el auto dónde pueden. Para quienes viven en la periferia, y trabajan en el centro, no les resulta incómodo dejar el auto a siete, ocho o hasta más de diez cuadras. Pero los que cumplen con su labor diaria y viven en algún barrio del casco urbano les resulta insólito caminar esas cuadras desde el espacio en el que dejaron el vehiculo hasta el trabajo y prefieren viajar en micro -taxi o remises en casos de billeteras más holgadas- o caminar desde su casa para evitar “el estrés que provoca la búsqueda de un lugar, cada vez más codiciado para estacionar. Arrancar así cada manaña es una locura”, dijo Gabriela Dávalos, quien trabaja en la zona de 7 y 39.

En 45 entre 15 y 16 y en 3 entre 43 y 44, se pueden ver habitualmente postes, caballetes, baldes de pintura, o cualquier otro objeto que sirva para guardar un lugar para que pueda estacionar y conoce al trapito que “cuida” los coches.

En la Municipalidad de La Plata, a través de la Subsecretaría de Convivencia y Control Ciudadano y la Dirección de Tránsito, aseguran que “se intensificaron los operativos de control para evitar la ocupación ilegal de espacios en la vía pública.

Según se informó, el Municipio continua trabajando en diversos puntos de la Ciudad con el objetivo de detectar distintas situaciones de reserva del espacio público sin previo aviso. Una vez detectada la infracción, inspectores municipales se acercan al vehículo o lugar donde se realiza dicha actividad ilegal y se advierte al responsable haciendo retirar los elementos que estorben el libre acceso. Llegado el caso que la persona vuelva a ocupar ilegalmente el espacio en la vía pública, se labra un acta de comprobación seguido de una contravención por uso del espacio público sin reserva ni previo aviso, por lo que deberá presentarse el imputado ante el Juzgado de Faltas.

“En ese marco, se entrega en mano una multa por ocupación de la vía pública cuyo monto puede llegar a los 93 mil pesos (en casos de obra que ocupan la vereda sin permiso). Asimismo, aquellas faltas vinculadas a diversos casos de tránsito (vehículos reservando la vía pública) el monto puede ascender a los 15 mil pesos. Cabe destacar que, en el caso que se tenga que hacer una reserva, la misma deberá provenir por parte de la oficina de Planeamiento”, explican fuentes oficiales de la Comuna.

En calle 46 entre 10 y 11 los trapitos tienen totalmente controlada la situación. Al cuidacoche le dejen los vehículos con sus respectivas llaves, esperan que se desocupe un lugar y mantienen los vehículos en doble fila hasta que aparezca el espacio deseado. De lo contrario, empiezan a empujar los autos hasta “crear” un espacio.

300 ESPACIOS “USURPADOS”

Según los últimos relevamientos realizados, en la Ciudad hay más de 300 espacios para estacionar “usurpados” por quienes buscan preservar un espacio para dejar el auto.

En la zona delimitada por las calles 1, 4, 46 y 50 suele verse desde antes de las 8 de la mañana a los “trapitos” distribuyendo sus baldes, a la espera de los conductores, que comienzan a pugnar por un lugar para dejar el auto a esa hora en que la actividad comercial empieza su marcha.

Según distintas fuentes consultadas, los “trapitos” cobran por encima de los 20 pesos por cada auto que cuidan. Si alguien paga 30 pesos por unas cuatro horas de estacionamiento medido en cualquier parte del Centro, la mayoría de los cuida coches piden un piso de 20 pesos y a veces esa cifra sube sideralmente en las inmediaciones de algún evento masivo, donde se llega a “pedir” cerca de 100 pesos como piso para “proteger” el vehículo. Incluso, hay zonas de estacionamiento medido en las que también están los cuidacoches, por lo que dejar el auto en ese sector puede costar no menos de 50 pesos entre el pago del estacionamiento oficial, y la “colaboración” para el “trapito”. Por si fuera poco, hay cuadras en que se cobra por adelantado.

En la Legislatura bonaerense hay varios proyectos relacionados a la actividad de los cuidacoches que no lograron prosperar al no conseguir despacho de comisiones.

Una de las iniciativas fue presentada por los ex diputados Mauricio D`Alessandro y Guillermo Britos y apuntaba directamente a prohibir la actividad, al establecer penas y multas a “quien ofrezca de manera directa o indirecta el servicio de cuida coches, limpiavidrios u otro tipo de servicios similares no requeridos, a conductores en la vía pública sin autorización legal, en forma gratuita, onerosa o a cambio de retribución voluntaria de quien recibe el servicio”.

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