Injustificados incidentes en los festejos escolares del “último primer día”
| 12 de Marzo de 2016 | 02:58

Una vez más se registraron incidentes en nuestra ciudad, protagonizados por algunas promociones de alumnos que egresarán este año del secundario y que, con la excusa de celebrar el llamado “último primer día de clases” hicieron uso de una ruidosa pirotecnica en altas horas de la madrugada y cortaron algunas calles, como una suerte de prólogo al inicio del ciclo lectivo, viéndose así seriamente afectado el descanso de los vecinos que viven en proximidades de las sedes escolares.
Corresponde reseñar que, con la debida anticipación, desde la cartera educativa se había acercado a los establecimientos un “documento orientador” para guiar a docentes y directivos sobre las fórmulas que debían seguirse para evitar excesos en los festejos. En esa oportunidad, desde el área de Educación indicaron que se apuntaba también a realizar una política de cuidados que comprende a los adultos y a los propios chicos. Se dijo también que los excesos en los festejos se podían evitar y que las recomendaciones procuraban alcanzar vigencia en jornadas como las del día de la primavera, la vuelta olímpica y en la misma actitud que deben guardar los adolescentes cuando van en grupos por las calles.
Sin embargo, en no pocos casos, las buenas intenciones no se convirtieron en hechos reales. De modo que, una vez más, se registraron insólitos desbordes protagonizados por los jóvenes que este año concluyen sus estudios en el ciclo secundario. La sensatez de algunas advertencias quedó relegada, imponiéndose, en cambio, el ruidoso estruendo de los petardos y de otros incidentes callejeros que fueron reflejados en las columnas de este diario.
Tal como se conoce, esta modalidad se inició hace unos cuatro años y parece haberse generalizado en escuelas de la Región. En muchas oportunidades aparecieron alumnos alcoholizados, víctimas de una suerte de descontrol impropio de quien pretende ingresar luego a las aulas para iniciar su aprendizaje. En esos episodios -y aquí, ciertamente, cuesta decirlo- fueron vistos algunos padres fotografiando a sus hijos, como si esos chicos estuvieran desarrollando en esos momentos alguna acción ejemplar.
Como se recordará, la polémica sobre este nuevo festejo por parte de los egresados surgió a partir de un penoso episodio ocurrido hace años en la entrada de un colegio, cuando un perro terminó agonizando después de estallarle un petardo en el hocico, mientras que los alumnos de 6º año de esa institución celebraban, justamente, “el último primer día”.
Es común que, en torno a estas cuestiones, se argumente que nada tiene de malo que los jóvenes busquen realizar este tipo de celebraciones. Afortunadamente no piensan así los directivos de algunos colegios que, en los últimos años, impidieron el ingreso de los alumnos que se encontraban alcoholizados y les pusieron una inasistencia, entre otras medidas disciplinarias que se aplicaron. Esa actitud no habría sido imitada en este ciclo lectivo en otros establecimientos, habiéndoseles ofrecido a los chicos que llegaban alcoholizados que no ingresaran a la escuela, avisándoseles que no se les computaría esa ausencia. Ello, a pesar de que el área educativa provincial había fijado con claridad cuál era la fecha de inicio del ciclo lectivo.
Bombas estruendosas que impiden el derecho al descanso de las personas, gritos en las veredas, en algunos casos cortes de calles, entre otros incidentes impropios, caracterizan un festejo que no debiera repetirse. Es verdad que la sociedad muestra hoy, a profusión, niveles de violencia y conductas descomedidas, pero ello no autoriza a los jóvenes a confundir una natural algarabía -la de ver una próxima finalización de sus estudios- con la realización de actos que no sólo perjudican a terceros, sino que implican, para la propia formación de los jóvenes, no valorar lo que significa la cultura del esfuerzo y el respeto al otro. Los jóvenes deben conocer dónde se encuentran los límites y comprender la importancia de que se capaciten como personas valiosas y útiles para la convivencia social.
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