La Ciudad, un show de colores: el otoño “recargado” fascina a los platenses
| 15 de Mayo de 2016 | 02:42

Caros a la identidad y el paisaje de la Ciudad, esenciales para dotarla de belleza y mejorar la calidad de vida de sus habitantes, los árboles platenses despiden por estos días su follaje con una explosión de color. Como pocas veces, las calles están teñidas de amarillos, ocres, naranjas y rojos exuberantes que iluminan el tránsito entre las tardes interminables del verano y las noches frías del invierno, a partir de una inusual conjunción entre factores climáticos como los vientos, las temperaturas y las lluvias.
En veredas, bulevares, plazas y parques, la forestación se manifiesta con plenitud otoñal. Las redes sociales rebosan de fotos tomadas por los vecinos, que vuelven a descubrir sus barrios a la luz de su forestación. “Desde mi ventana se ve un fresno con las hojas de un amarillo tan intenso que pareciera que amanece con sol aunque esté nublado” resumió Agustín Omar Vampa, desde 55 y 24.
Las causas de este fenómeno son múltiples, y están vinculadas con los complejos mecanismos que ponen en acción los árboles al prepararse para su letargo o latencia invernal. Durante esta etapa, al tiempo que su metabolismo se hace más lento, trasladan desde las hojas hacia el tronco los nutrientes que van a necesitar para brotar en la próxima primavera. Y luego las dejan caer.
“En principio, hay que fijarse de qué verano venimos” explica Alfredo Benassi, doctor en Ciencias Agronómicas y Forestales: “no hubo sequías pronunciadas -por lo que los ejemplares no padecieron estrés hidríco-, y cambio las lluvias fueron copiosas. A eso se suma un otoño con temperaturas y vientos moderados, y la presencia en la Ciudad de especies que revelan el proceso de caída de las hojas de una manera impactante”.
“A partir del equinoccio de otoño, cuando las horas de luz solar empiezan a disminuir y las noches se extienden, los árboles comienzan a reducir la producción de clorofila” precisa el profesional, quien es docente de la cátedra de Planeamiento y Diseño del Paisaje de la Universidad Nacional: “al caer la cantidad de clorofila, que les da a las hojas el color verde, se desenmascaran los carotenos y otros pigmentos en la gama del amarillo o anaranjado”.
“Si la amplitud térmica entre días y noches es grande pero no extrema, es decir noches sin heladas y tardes por encima de los quince o dieciséis grados, la actividad fisiológica del árbol continúa y las hojas permanecen un tiempo mayor” destaca Benassi: “los días sin vientos fuertes demoran el período de absición -separación de las hojas del tallo-. Por eso en los bosques de la Región como el parque Pereyra, donde no se dan las turbulencias que provocan calles y edificios, el paisaje que hoy vemos en la ciudad es más frecuente”.
Entre las especies más vistosas en su fase otoñal, algunas de ellas abundantes en suelo platense, se cuentan los fresnos americanos y europeos, los plátanos, acer y tilos; virando al anaranjado, el tulipanero y el gingko biloba; en tonalidades rojizas, el liquidámbar y los robles americanos y de los pantanos.
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