El aumento en los cigarrillos llegó con faltantes y ventas “congeladas”

Con faltantes, ventas “congeladas” y valores que superan, incluso por mucho, los 40 pesos el atado, el aumento en el precio de los cigarrillos impactó con fuerza en la Región. El gobierno nacional resolvió aplicar una suba en los impuestos que tributa el producto, lo que repercutió de inmediato en la venta al público. Hay kioscos, en La Plata, donde, por caso, un paquete de Marlboro que costaba 30 pesos ahora se compra por 47 pesos.

Lo que se incrementó fue la alícuota del Impuesto Interno, que pasó a pagar del 60 al 75 por ciento. Además, el gobierno prorrogó hasta fin de año la reducción del Impuesto Adicional de Emergencia sobre el tabaco, que permanecerá en el 7 por ciento hasta el 31 de diciembre próximo, y no en el 21 por ciento, como indica la ley.

En la mayoría de los locales con venta de cigarrillos de la Ciudad la provisión ayer no era la normal: faltaban marcas o directamente no había ni un atado en los exhibidores.

Según explicaron los kiosqueros algunas de las distribuidoras habían cerrado y no se conseguían cigarrillos. Además, eran excepcionales los lugares de expendio de tabaco donde se ofrecían los atados sin la suba. Ya en casi todos se despachaban con los nuevos valores que, como se sabe, hace tiempo dejaron de estar regulados y aunque las tabacaleras comunican los precios sugeridos por lo general hay que pagar bastante por encima de esa base.

El último aumento en los cigarrillos se había registrado a mediados de febrero pasado.

Vayamos a ejemplos de los reajustes. En un kiosco de plaza Paso el atado de Marlboro, común y de 20 unidades, que costaba 30 pesos, se fue a 47 pesos; en tanto uno de similares características pero Phillips Morris, subió de 28 a 42 pesos. Ambas marcas son producidas por la firma Massalín Particulares. En cambio, desde la otra tabacalera, Nobleza Picardo, no habían comunicado todavía los ajustes al sector minorista, pero se estimaba que el Camel, quie salía.

SIN QUEJAS

En general, según aseguraron los propietarios de kioscos, los clientes fumadores no se quejan por los incrementos. “Es que saben que este es un producto que hace mal y que siempre se le recarga el precio, para desalentar su consumo. Eso sí: el sábado ya se sabía del aumento y nos `saquearon´; se llevaron casi todos los atados que había”, contó la joven que atiende el polirrubro de diagonal 80 y 3.

También ocurrió que algunos kiosqueros recibieron la “recomendación” por parte de las tabacaleras de no vender cigarrillos hasta que la situación “se acomode un poco”, según señaló el dueño de un comercio que expende tabaco en la avenida 7.

Frente al golpe al bolsillo, algunos fumadores señalaron su “firme” intención de dejar de fumar, como Rubén Decilio que ayer, en la puerta de un kiosco de plaza Yrigoyen, adonde había ido a visitar a un amigo, pitaba uno de los últimos cigarrillos que, aseguró, iba a consumir.