La crisis se coló en el cierre de Río 2016
| 22 de Agosto de 2016 | 02:56

RIO DE JANEIRO.- La grave crisis política de Brasil, que convive con un presidente interino y una mandataria suspendida, se coló en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro desde su ceremonia de inauguración hasta la de clausura de ayer.
El mensaje de los electores de que el evento deportivo no funcionaría como morfina frente a la crisis política quedó claro en la ceremonia inaugural, cuando el presidente interino, Michel Temer, fue fuertemente abucheado en diversas oportunidades.
Y la radicalización política del país volvió a quedar clara ayer con la decisión de Temer de no acudir a la ceremonia de clausura para evitar otra humillación.
Su decisión generó un dolor de cabeza diplomático debido a que tradicionalmente es el jefe de Estado o de Gobierno del país organizador de unos Juegos el que le entrega el testigo al mandatario del país que heredará la Olimpiada.
En el caso de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, recibió el testigo del alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes.
Según analistas políticos, Temer quiso evitar los abucheos a escasos cuatro días del inicio de la audiencia final del juicio político en el Senado que puede concluir con la destitución de la presidenta suspendida de Brasil, Dilma Rousseff.
Temer asumió la presidencia el 12 de mayo pasado cuando el Senado decidió separar de su cargo a Rousseff mientras la somete a un juicio por supuestas irregularidades en la presentación de las cuentas públicas.
Desde entonces, el país vive una grave crisis y está dividido entre quienes defienden la continuidad de Rousseff y acusan a Temer de liderar un golpe de Estado y un complot para sucederla y los partidarios de la destitución de la jefe de Estado.
Los Juegos no fueron inmunes a esa disputa de poder ante la decisión de Rousseff, pese a haber sido invitada, de no asistir a la ceremonia inaugural para no tener un papel secundario en un evento que, alego, ella ayudó a organizar e impulsó desde el comienzo.
La presidenta suspendida explicó que se sentía como “madre de los Juegos de Río” y que consideraba el “padre” a su antecesor y padrino político, Luiz Inácio Lula da Silva, otro ausente en la inauguración pese a haber sido invitado.
Río de Janeiro fue elegida sede olímpica en 2009 durante el segundo mandato de Lula, que se empeñó personalmente para atraer votos y convencer al mundo de que Sudamérica tenía derecho a organizar sus primeros Juegos Olímpicos.
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