“Todo vale mientras haya consenso

La idea del “amor libre” proclamada en la década del 60 por la contracultura americana parecía una moda pasajera en oposición a las prácticas conservadoras y a la idea de la felicidad basada en la familia y en el patriarcado impuesto tradicionalmente. Los años posteriores parecían solo dar cabida a las feministas y a la militancia homosexual que pugnaba por sus derechos y mayor visibilidad publica; la heterosexualidad, en tanto, guardaba sus practicas en otro closet, en lo políticamente correcto. Cuando una vez le pregunté a un marroquí sobre cómo se aceptó el cambio que se había dado en su sociedad, al pasar de la poligamia a la monogamia, él me respondió delante de su esposa -quien no comprendía mi idioma-: “seguimos teniendo la querida en privado”. En nuestra cultura poco a poco aparecieron los swingers, en donde las relaciones abiertas y cada una de las partes podían tener encuentros sexuales con terceros siempre y cuando no se enamoraran y no faltaran al acuerdo de la verdad ante todo. Como en tantos otros aspectos de la vida y de las relaciones humanas, cada pareja encuadra y extiende los límites de acción y tolerancia que ambos puedan llegar a considerar. Es decir: todo vale mientras haya consenso. Lo importante es diferenciar lo que es el “amor” del “sexo sin amor” o sexo solo por placer, la búsqueda de un tercero para poder satisfacer sus fantasías y aquello que no encuentran en la relación estable a la cual aman y con la que conviven desde hace tiempo. Muchas veces se descubre la infidelidad y, ante la incomodidad de una separación, la pareja se mantiene y el precio suele ser muy alto. Claro que si bien es necesario plantear estos permisos, la mayoría de las veces sigue pasando y pasa como en Marruecos: a escondidas.

amor
Marruecos

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