Estremecedor informe sobre el flagelo del maltrato a los niños y a los adolescentes

Hace menos de un mes se analizaba en esta columna el caso ocurrido en la provincia de San Luis, en el que un matrimonio mantuvo a su hijo de 7 años encerrado y encadenado, hasta que fueron denunciados por vecinos y detenidos, en un episodio que obligó a la sociedad a redoblar su compromiso de acentuar la lucha contra este flagelo del maltrato infantil. Ahora no puede menos que causar estupor y una gran preocupación el estremecedor estudio realizado por profesionales médicos del Hospital de Niños de La Plata, revelador de que los casos que llegan al establecimiento por ese motivo son cada vez más graves y que, en la actualidad, en la sala de terapia intensiva advierten que hoy se ven lesiones impensables en los chicos hace unos años atrás.

Tal como se informó en este diario, un análisis de los casos atendidos en la Terapia Intensiva del Hospital de Niños durante los últimos cinco años reveló un incremento de lesiones de una gravedad impensada poco tiempo atrás. Fuentes de ese nosocomio indicaron que hace veinte años los chicos maltratados llegaban a la Terapia Intensiva después de haber sido atendidos otras veces en la Guardia, por un cinturonazo o por una fractura; es decir, como resultado de una situación gradual. “Hoy en cambio muchos de ellos llegan directamente acá y casi muertos”, sintetizaron.

Como muestra el estudio, más de la mitad de los chiquitos atendidos por maltrato en esa Terapia Intensiva presentan lesiones en su sistema nervioso central, un trauma característico que se conoce como “shaking baby” y que se produce al sacudir con violencia la cabeza de un bebé. El daño en el cerebro que sufren esos niños es tan grave que a menudo les deja como secuela de por vida alguna discapacidad. Según los profesionales, es innegable que la sociedad está cada vez más violenta, y eso es algo que no sólo vemos acá. La muestra revela que más del 40 por ciento de los responsables del cuidado de los chicos maltratados tiene alguna relación con el consumo de drogas, añadieron los especialistas. En todos los casos, resumieron, un chico termina en el hospital cuando el adulto que lo agrede no puede medir que esa agresión lo puede matar.

Debe aquí consignarse que existen otros estudios que aportaron datos igualmente preocupantes, entre ellos una encuesta de la Unicef sobre condiciones de vida de la niñez y adolescencia, que revela que el 46,5 por ciento de los padres utilizó el castigo físico para disciplinar a sus hijos y el 65,2 por ciento reconoció haberlos agredido psicológicamente. Además uno de cada diez madres y padres reconoció haber aplicado un castigo físico severo.

Esta grave situación se presenta en el marco de la creciente existencia en el seno familiar, en situaciones que, además, indujeron a muchos niños y adolescentes a tomar la decisión de irse de sus casas, generándose así muchas y dramáticas situaciones de desaparición y de abandono. Y desde luego, no puede soslayarse la nociva incidencia de la droga.

En buena hora se dispone y se hacen conocer datos que marcan un desafío impostergable: el de luchar desde todos los sectores para enfrentar con mayores fundamentos una realidad social tan compleja como necesitada de asistencia. Una realidad que, como la del maltrato a niños puede tornarse cada vez más difícil de resolver si se prefiere ignorar algunas evidencias, en lugar de conocerlas y enfrentarlas.

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