Video: saqueo y destrozos en un kiosco de 6 y 63
| 29 de Agosto de 2016 | 01:17

En 6 entre 63 y 64 funciona un kiosco donde los robos ya se convirtieron en un evento casi semanal. Al menos así se percibe en el último tiempo. Cuando no habían pasado ni siete días del antecedente inmediato, ayer a la madrugada volvió a entrar un ladrón.
El intruso lo consiguió gracias al aparente poco movimiento que había en el barrio y a que utilizó una baldosa para forzar la entrada al local.
Luego de destruir la puerta de ingreso, revisó todo lo que pudo, según indicaron los propios encargados del comercio.
Por la filmación, indicaron los voceros, “se ve cuando entra un pibe de unos 15 años que, por la oscuridad, va tanteando hasta que se metió detrás del mostrador y llegó a la caja registradora”.
“Se habrá llevado unos 1.500 pesos”, agregaron.
los tienen de punto
Esas mismas filmadoras fueron las que grabaron cada uno de los anteriores episodios delictivos que hubo en ese kiosco, aproximadamente 20 en lo que va del año.
El antecedente inmediato sucedió el domingo de la semana pasada, alrededor de las 22. Un par de delincuentes se bajaron de un Suzuki Fun blanco y enfilaron directo hasta ese negocio. Uno se quedó en la puerta de “campana” y el otro se metió a paso firme, con una pistola en la mano.
Adentro del kiosco se encontró con cuatro personas, dos empleados y dos clientes. Una vez que se aseguró de que la situación no le iba a significar problemas, intentó borrar la evidencia.
El ladrón fue directo hasta una de las cámaras de seguridad que estaban en funcionamiento. Con la pistola empezó a darle un montón de golpes hasta romperla. Su cara -“parecía drogado o algo así”, describieron en el local- igual quedó registrada. Lo que el delincuente no habría notado es que había otras cámaras, que detectaban todo.
Los instantes siguientes también fueron violentos. A un cliente le pegaron dos culatazos en la cabeza, una estantería de vinos quedó destruida y las víctimas fueron encerradas en un baño trasero.
A las cuatro personas que había en el comienzo se le sumó una quinta, que también iba a comprar, que fue obligada a entrar por la fuerza. Luego, los ladrones escaparon sin inconvenientes.
“no se puede asi”
Cada crónica de los distintos asaltos que hubo allí finalizó con el lamento de los comerciantes. “De todos los negocios que tiene mi papá, este es en el que más roban. Es una locura tener que trabajar así”, protestaba Juan Cruz, el hijo del dueño, hace una semana.
La sensación de desprotección no es nueva. Tampoco la impotencia ante cada robo. De ahí quedó grabada la frase del propietario, en mayo de 2013, cuando lo estaba azotando una nueva andanada de inseguridad: “A los gastos del mes, voy a sumarle el ítem ‘delincuencia’ porque los ladrones se llevan lo que quieren como si fueran los dueños”.
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