La Ciudad vivió San Cayetano con muestras de fuerte devoción

El arzobispo de La Plata, Héctor Aguer, pidió por el “esfuerzo” y la “promoción de fuentes de trabajo”

Como cada 7 de agosto, la parroquia y el santuario de San Cayetano - 44 entre 29 y 30 - fueron escenario ayer de una multitudinaria expresión de fe que congregó a miles de devotos.

Ya por la tarde del sábado una peregrinación partió desde la parroquia San Benito de Olmos con la intención de llegar con el primer minuto del día 7 a la parroquia del Santo del Trabajo. La oración y las canciones litúrgicas acompañaron la marcha que se desarrolló a lo largo de la avenida 44 y que terminó algunos minutos antes de la medianoche.

“Queremos agradecer y a pedir por pan, paz y trabajo para todos; lo hacemos todos los años, es emocionante caminar con tanta gente por la fe que te colma el alma”, contó Hugo quien marchó junto a su esposa.

A la medianoche se realizó las primeras de las celebraciones con un templo que estuvo colmado de fieles; luego se reiteraron las misas en un escenario que se montó a pocos metros del santuario. Monseñor Héctor Aguer, arzobispo de La Plata, presidió a las 17 la misa central.

El arzobispo señaló con relación a la fecha que “el problema del trabajo no se resuelve sólo con la devoción a San Cayetano”.

Como viene expresando en los últimos meses, monseñor Aguer se pronunció a favor del esfuerzo y de un cambio social que promueva la creación de las fuentes de trabajo.

“La devoción, sin duda, tiene que inspirar un esfuerzo para buscar un cambio tal en la organización social y económica de la Argentina que permita, lo más rápido posible, la creación de trabajo genuino”, apuntó el religioso.

Como ya se anunció, el Arzobisofrecerá hoy a las 10 una misa en las instalaciones del Astillero Río Santiago, en el marco de las clebraciones de San Cayetano.

Durante toda la jornada se realizaron bendiciones y confesiones y un grupo de scouts repartió estampitas y bebidas.

También se montaron stands para difundir las actividades parroquiales y de asistencia a los sectores más humildes de la Ciudad.

El sacerdote Mario Ramírez, de la parroquia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, fue uno de los encargados de tomar confesiones y señaló que el número de fieles que se acercó hasta el templo de avenida 44 fue similar al del año pasado.

“La gente viene a pedir por salud y trabajo, pero también nos cuenta los conflictos familiares que se generan por la pobreza, algo que nos llama la atención por la dimensión que tomó en los últimos tiempos”, dijo el religioso.

El fervor de los fieles se mantuvo constante durante todo el día y hasta caer la noche. Con velas, estampitas del santo y espigas que simbolizan el pan, cientos de personas procedentes de diferentes barrios de la Región hicieron una extensa fila para entrar al santuario.

Todos quisieron pasar frente a la figura de San Cayetano para expresar su gratitud o realizar un pedido. En general los adultos mayores fueron a pedir trabajo para sus hijos y nietos y la mayoría de los jóvenes que se encolumnó para rendir su tributo al patrono del trabajo, lo hizo para agradecer por nuevas oportunidades.

Un poco de historia

San Cayetano nació en 1480 en Vicenza, Italia. Su padre, militar, murió defendiendo la ciudad contra un ejército enemigo y él quedó al cuidado de su madre. Estudió en la Universidad de Padua donde obtuvo dos doctorados y, según documentos de la época, se destacó por su bondad.

A los 33 años fue ordenado sacerdote y se inscribió en una asociación llamada “Del Amor Divino”, cuyos socios se esmeraban por llevar una vida fervorosa y por dedicarse a ayudar a los pobres y a los enfermos.

También fundó los Padres Teatinos y pregonó por una vida más de acuerdo con el evangelio.

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