También es una rivalidad olímpica

Ayer durante el partido de Del Potro hubo piñas y el partido tuvo que detenerse

E l día de la inauguración de los Juegos Olímpicos hubo sólo dos delegaciones y una persona abucheadas. Unos fueron los atletas de Estados Unidos, en forma imperceptible. No así los argentinos, a quienes los brasileños les hicieron sentir el rigor de estar en una nación (deportivamente) hostil. El tercero en irse del Maracaná con una mala recepción fue el presidente Michel Temer.

Es común que cada vez que se cruzan Argentina-Brasil en alguna disciplina la rivalidad se percibe desde Tierra del Fuego al Amazonas. Ahora bien, ¿qué ocurre cuando uno de los dos, sin participar, toma partido sistemáticamente por el rival de turno?

Durante el Mundial, hace dos años, los argentinos soportaron el festejo de los brasileños, mesurado por su floja performance, cuando Alemania se quedó con la final por un gol en el tiempo suplementario.

Aquella vez no hubo hechos para lamentar, pero ese caldo de cultivo explotó en los Juegos Olímpicos

En el partido entre Argentina y Nigeria los locales trataron de hinchas por los africanos. Pero la superioridad fue tan notoria que sangre no llegó al río.

Algo parecido ocurrió cuando el estadio olímpico de tenis, poblado en un 80% por cariocas, se puso del lado de Novan Djokovic en el memorable duelo ante el argentino Juan Martín Del Potro.

Ayer, en el partido infartante del tandilense contra el portugués Joao Sousa, ocurrió lo mismo. Pero esta vez lo que eran insultos, miradas y gestos, se convirtieron en una batalla campal.

“Hay que disfrutar. Tenía que haber paz entre gente de Argentina y de Brasil. Esto no es fútbol” (Del Potro)

Un hincha argentino reaccionó contra otro brasileño que festejaba efusivamente cada tanto del portugués y el incidente provocó que el partido se detuviera por espacio de 10 minutos. En ese lapso la policía detuvo a dos argentinos y los expulsó del lugar.

Del Potro advirtió que ésto no era un partido de fútbol. Y fue más allá: “El público hace un clima especial y muy lindo. Disfruté, excepto en el incidente del principio que espero que no vuelva a suceder. Hay que disfrutar. Tenía que haber paz entre gente de Argentina y de Brasil. Esto no es fútbol”.

Durante el primer set, un argentino agredió en las tribunas a un hincha brasileño que celebraba cada acierto del portugués y el partido estuvo interrumpido por pocos minutos hasta que todo volvió a la normalidad.

Del Potro se sumó así al pedido que hizo anoche el escolta del seleccionado argentino de básquetbol Emanuel Ginóbili, quien mostró su desagrado por los cánticos agresivos de los hinchas “albicelestes” en el partido frente a Nigeria en el estadio Arena Carioca 1. De igual manera lo repudió Luis Scola.

Los JJOO seguirán durante 10 días más y la tensión irá en aumento si no se le pone un freno. Porque nadie quiere ni imaginarse lo que podría ocurrir si Argentina y Brasil se cruzan en la final de fútbol.

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