Una tapa emblemática

Un bebé nadando. Feliz y natural. Casi sin intrusión de la civilización. Y un billete de un dólar frente a él, enganchado a un anzuelo. La tapa de “Nevermind” es una de las más emblemáticas de la historia del rock, una idea que llegó a Cobain mientras miraba un programa de televisión sobre partos acuáticos y junto al título del disco (“never mind” significa “no importa”, actitud de hastío grunge por excelencia) completan el subversivo mensaje del disco, una denuncia del estado de cosas tras años de “progreso” que sólo habían llevado a la guerra, la depresión maníaca y la profunda insatisfacción espiritual.

La composición de la tapa fue compleja. Primero, el material de archivo disponible para uso libre que encontró el director de arte de la discográfica Geffen, Robert Fisher, fue señalada por los ejecutivos como demasiado gráfica. Se volcaron a un servicio fotográfico, pero que les demandaba 7.500 dólares al año por el uso de la imagen, por lo cual Fisher se arremangó y lanzó al agua al bebé de un fotógrafo amigo, uno de los bebés más célebres del mundo de nombre Spencer Elden y que por entonces tenía cuatro meses.

Los problemas no terminaron allí, porque en la imagen aparecía (y aparece) el pene circuncidado del niño, algo que preocupó a los directivos al punto de que crearon una portada alternativa. Pero Cobain dejó en claro que lo único que aceptaría sería cubrir las partes del bebé con un sticker que leyera “si esto le ofende, debe ser un pedófilo encubierto”. Por supuesto, la compañía dio marcha atrás...

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