Osvaldo Pedro Venturuzzo
| 3 de Septiembre de 2016 | 02:25

Miembro de la comunidad del Banco Provincia desde su juventud, Osvaldo Venturuzzo falleció en nuestra ciudad, a los 90 años, dejando una honda huella en el corazón de sus amigos y familiares.
Había nacido en la vecina ciudad de Berisso el 28 de noviembre de 1925 y desde muy temprana edad comenzó a trabajar en el Banco Provincia de La Plata, donde se desempeñó como empleado durante más de 30 años.
Al jubilarse, se incorporó al Club Banco Provincia, primero como integrante de la comisión directiva y luego como Intendente de la institución, cargo en el que se desenvolvió con destreza y suma responsabilidad.
En esas épocas de bowling y torneos de canasta, toda la familia participaba de las actividades de la entidad.
A pesar de haber dejado la intendencia del club luego de la muerte de su primera esposa - Rosa Cugat - el lazo que lo unía a la institución social y deportiva se prolongó por el resto de su vida. De su matrimonio con Rosa nacieron sus tres hijos: Hugo, Marcelo y Mariel.
Luego de enviudar volvió a apostar al amor de la mano de Rubina Stergiotis, una inmigrante griega de una fortaleza infinita, vecina de Osvaldo del Barrio Hipódromo y dueña de una boutique que vio pasar modas de todo tipo y que funcionaba, en esas épocas, como espacio de encuentro y charlas de la gente del vecindario.
Cuando conoció a Osvaldo, Rubina era viuda y tenía una hija, Stella Maris. La pareja logró formar una gran familia ensamblada y dedicó sus años de jubilación a disfrutar de sus diez nietos y sus ocho bisnietos, intercalando reuniones y afecto con largas estadías en Mar del Plata que incluían caminatas y visitas al Casino Central, ubicado a pocos metros de su departamento del barrio La Perla.
Muy sociable, cosechó amigos tanto en Mar del Plata - con quienes solía compartir juegos de cartas y las prácticas de una de sus pasiones, la natación - como en La Plata, donde perduraron por décadas sólidas relaciones surgidas en sus años de labor en el Banco.
Con Rubina tuvieron casi treinta años de vida en común y tal fue la conexión afectiva que los unió que ella se enfermó y con ella Osvaldo: fallecieron con cinco días de diferencia.
Tranquilo, de personalidad reposada, fue de esas personas que disfrutan de los momentos simples de la vida, siempre que fuera en compañía de los suyos.
Junto a Rubina fue, además, un entusiasta viajero
El año pasado, Osvaldo fue homenajeado por el Club Banco Provincia en el marco de su cumpleaños número noventa. Además, el acontecimiento incluyó un gran festejo familiar que disfrutó a pleno.
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