Expectativa por las pruebas del tren eléctrico que la Ciudad hace décadas que espera
Edición Impresa | 13 de Octubre de 2017 | 01:37

Las nuevas y favorables referencias ofrecidas sobre el avance de las obras para que llegue a La Plata la electrificación del tren Roca permiten abrigar -luego de más de un año de espera- la expectativa de que en breve se pueda concretar un emprendimiento largamente reclamado por los platenses.
Se habla, claro está, de plazos relacionados a los últimos trabajos realizados, ya que La Plata, cuando los trenes eléctricos se impusieron en algunas líneas, como la del ferrocarril Mitre en el tramo Retiro-Tigre, allá por las décadas del 30 y 40, inició múltiples e infructuosas gestiones ante las sucesivas autoridades nacionales para obtener un servicio de esas características, reemplazándose de ese modo la tracción a vapor y luego el que prestaron las locomotoras diesel. Lo cierto es que ayer una formación eléctrica arribó a la Terminal de 1 y 44, recibida con emoción y muchos aplausos por curiosos y por operarios que se acercaron para participar del acontecimiento. Tal como se informó en este diario, los vagones llegaron vacíos, habida cuenta que se trató de una jornada de pruebas denominadas “marcha blanca”, pero con peso para simular la presencia de los pasajeros.
Los testeos continuarán en estos días, realizándose simulacros de operación ida y vuelta, con continuidad pero sin pasajeros, en el que maquinistas y técnicos verificarán diferentes cuestiones logísticas y operativas a diferentes velocidades como carga eléctrica, tensión, aislación, apertura de puertas y distancias de frenado.
Se sabe, no obstante, que existen numerosos trabajos pendientes, como la elevación de andenes, la remodelación definitiva de las estaciones Ringuelet, Tolosa y La Plata; la transformación de los emblemáticos talleres tolosanos en un depósito para limpieza y mecánica ligera; y el paso bajo nivel de 1 y 32, al que podrían sumarse otros en plaza Alsina, Gonnet-Castells y Villa Elisa.
Tal como se ha dicho en esta columna, la obra de electrificación del servicio ferroviario entre La Plata y Constitución debiera servir como ejemplo de lo que no debe ser, de lo que no debiera ocurrir nunca más. Que se haya tardado más de medio siglo en concretar la electrificación de un tramo ferroviario de 50 kilómetros de extensión constituye, ciertamente, un claro exponente de la inoperancia mayúscula de muchas y sucesivas administraciones.
También se conoce que en los últimos meses la electrificación inaugurada llegó hasta la estación de City Bell, lo que supuso un importante paso adelante en la ejecución de los trabajos, aún cuando los usuarios platenses continúan hasta hoy obligados a recurrir a un servicio de micros para empalmar en Villa Elisa con las nuevas formaciones ferroviarias, en lo que resulta ser un procedimiento costoso, lleno de dificultades y que implica pérdidas de tiempo.
Es de esperar, entonces, que las pruebas realizadas estos días resulten positivas y se habilite cuanto antes lo que resultará ser un adelanto indispensable para miles de habitantes, imposibilitados aún de contar con un servicio de trenes eficaz, rápido y confiable.
Tal como se ha dicho tantas veces, la importancia demográfica y política de la ciudad de La Plata aconseja, desde hace demasiado tiempo, que se vea contemplada de una vez por todas en la ejecución de una obra que no es compleja y que, según dijeron los especialistas, ni siquiera es demasiado costosa, en comparación con los beneficios que ella aparejará.
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