Susto por un principio de incendio en una vivienda que es patrimonio de la Ciudad
Edición Impresa | 12 de Diciembre de 2017 | 01:50

El humo y el olor a quemado alertó a los vecinos de calle 49 entre 2 y 3 ayer a la mañana y advirtieron que se trataba de un principio de incendio en los fondos de la casona histórica ubicada a la altura del número 370, la cual se encuentra en avanzado estado de abandono.
El siniestro que no provocó heridos se inició en la Casa Arana, una propiedad histórica, de la época fundacional, perteneciente a la familia del fundador de La Plata, Dardo Rocha.
Fue en el fondo de la vivienda donde se vieron llamas y una dotación de bomberos intervino y logró evitar rápidamente que el fuego se propague.
De todos modos se advierte un avanzado estado de deterioro de una vivienda que es, sin dudas, patrimonio de la Ciudad.
El frente evidencia el abandono y con el principio de incendio de ayer el panorama se complicó aún más. “Nunca se ve a nadie por acá, evidentemente a nadie le interesa esta propiedad o no hay gente que quiera hacerse cargo”, expresó una vecina de la cuadra a este diario.
una rica historia
La Casa Arana, en 49 entre 2 y 3, es sin lugar a dudas uno de los símbolos más emblemáticos de la arquitectura histórica platense.
Su historia se remonta al año 1883, cuando en consonancia con la fundación de la Ciudad, se iniciaba la construcción de una particular vivienda, en propiedad del doctor Diego Pantaleón Arana. Dardo Rocha, sobrino y yerno al mismo tiempo de Don Diego, en un viaje a Europa que duró dos años (1887-1889), inspirado por su visita a la Alhambra en Granada, decidió obsequiarle una réplica a escala del Patio de los Leones, que con todas sus semejanzas y diferencias igualmente ricas y significativas, posicionan a la vivienda como un bien patrimonial revestido de un valor singular y excepcional desde el punto de vista documental, estético-arquitectónico y simbólico.
Diego Pantaleón Arana, mandó a construir la Casa en 1883, siguiendo los parámetros arquitectónicos de la época: era una casona común, con un pequeño zaguán que conducía a un hall que daba paso a las dos salas con vista a la calle (uno era el escritorio y el otro un recibidor). Detrás de otra puerta, un patio central, y a su alrededor se distribuía el resto de las habitaciones: a los costados los dormitorios, comedor, cocina y baño principal; y al fondo, las dependencias de servicio, comunicada con el patio posterior a través de un pasillo.
Según los relatos de los bisnietos de Don Diego Pantaleón Arana, Diego y Sara Arana y Maderna, su familia era de origen vasco pero, en el proceso de la reconquista de España, se desplazaron al sur, radicándose en Andalucía.
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