A favor

Matrimonio abierto

Los tiempos modernos dan pocas chances para el encuentro y los momentos de ocio suelen no coincidir: en la noche en que uno llega entusiasmado y energético con ganas de ver algo, el otro suele tener dolor de cabeza, cansancio o, simplemente, sueño. Y este tipo de desencuentros genera inevitables retrasos en el ritmo de visionado de la serie en cuestión, con el consecuente riesgo de que amigos o las siempre indiscretas redes sociales revelen por accidente puntos clave de la trama. ¿Qué tiene de malo, entonces, si el entusiasmado se adelanta, unos capítulos aunque sea? Uno se saca las ganas, mientras quita la presión y la urgencia de ver esos episodios para el otro. ¿Por qué no mantener, entonces, abierta la cabeza y pensar, como parte del pacto de ver una serie, que el que se duerme, “pierde”?

 

Pedro Garay

Garay

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