Le cerró la puerta en la cara a dos motochorros y le dispararon 5 veces

La entradera fallida ocurrió en 155 y 68. Una mujer sufrió un roce de bala

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Un hombre llegaba a su casa de Los Hornos y dos motochorros fueron a robarle. La víctima alcanzó a entrar y sostuvo la puerta para dejarlos afuera. Impotente, uno de ellos empezó a disparar contra la vivienda, al menos cinco veces. Al final se fueron “cuando se asustaron porque la Policía estaba avisada, o porque se quedaron sin más balas”, fue la duda que le quedó a la familia afectada.

El saldo por este intento de entradera, ocurrido en 155 y 68, fue de una mujer lastimada con un roce de plomo en el tobillo. Todo empezó a las 23 del lunes, cuando un hombre llegó al domicilio donde lo esperaban su mujer, sus dos hijas adolescentes, un yerno y una nietita de un año.

Los delincuentes, ambos con cascos, frenaron su moto detrás del auto de esa casa para no ser vistos. Uno de ellos se bajó corriendo con un arma y persiguió a la víctima que, en parte, se salvó porque el portón de la cochera había quedado sin llave y pudo entrar más rápido.

Al damnificado le apuntaron y le dispararon varias veces: en el patio delantero de la casa y detrás de la puerta de ingreso a la casa.

El hombre sostenía como podía los embates del delincuente, que golpeaba y empujaba para vencer la resistencia.

En el medio, siguieron los tiros. La chapa de la puerta quedó agujereada por los plomos calibre 9 milímetros. Lo mismo en una ventana, con un vidrio perforado por el proyectil que terminó pegando en una pared interna.

“De casualidad no lastimó a nadie ese tiro. Cuando yo quise esconder a las chicas, uno de los balazos me rozó en un tobillo”, contó Sabrina (33), en diálogo con este medio.

Que ningún impacto haya alcanzado al hombre que forcejeaba con el ladrón puerta mediante es otra cuestión inexplicable. “Tuviste un dios aparte”, le dijeron los propios policías que trabajaron allí.

“Alcanzame el fierro”, le gritó él a su mujer, a modo intimidatorio para el intruso que creyó que podrían contraatacarlo.

Por eso se terminó yendo sin robar. Antes, con la sangre en el ojo, le dio dos balazos al Chevrolet Corsa del que se había bajado el damnificado. Recién después se fugó con el cómplice.

La Policía se encargó del traslado de Sabrina al Policlínico. Aunque un pedazo de plomo le quedó dentro del cuerpo, ayer ya estaba en su casa recuperándose con un pie ortopédico. Perderá 20 días de trabajo. “No nos mató de casualidad. Esto nos hizo sentir muy indefensos, como si fuera la ley de la selva. Algo tristísimo”, finalizó.

 

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