Preocupante informe sobre las causas prevenibles que causan muertes adolescentes
Edición Impresa | 18 de Mayo de 2017 | 02:24

Un reciente informe publicado por la Organización de la Salud puso en foco las denominadas causas prevenibles que cobran cada por año la vida de un millón doscientos mil adolescentes, principalmente por accidentes de tránsito, infecciones respiratorias y suicidios. El informe arrojó que las muertes en accidentes de tránsito en el mundo se han convertido en la principal causa de fallecimiento de chicos y jóvenes de entre 10 y 19 años y que, de esta franja, la más afectada es la de 15 a 19 años de edad.
La segunda causa, que se cobró más de 72.000 vidas, fueron infecciones respiratorias bajas, en tanto el suicidio y la muerte accidental por auto-agresión fueron la tercera causa de mortalidad de los adolescentes, lo que representó más de 67.000 muertes.
Por su parte, en la Argentina, según un informe elaborado por el Ministerio de Salud y Unicef, la principal causa de muerte entre los adolescentes son las “lesiones no intencionales”, como hechos de tránsito, ahogamiento por inmersión y ahorcamiento accidentales. Según se informó en este diario, esto explica el 30 por ciento de los decesos, seguidos por los suicidios (13 por ciento), otras muertes violentas de intención no determinada (9,6 por ciento), los tumores (9,4 por ciento) y los homicidios (8,9 por ciento).
Cabe consignar que, a nivel global, el trabajo de la OMS refleja que, mientras en los varones adolescentes, los accidentes de tránsito continúan en primer lugar, entre las mujeres esta causa conforma el quinto motivo de fallecimiento, dando como primer lugar las infecciones respiratorias, fundamentalmente en la franja de 10 a 14 años. Estas infecciones se dan como consecuencia de la contaminación del aire en interiores, a raíz de la combustión sucia que se produce al cocinar o calefaccionarse.
Si bien los especialistas vienen poniendo de relieve, como dato obviamente positivo, el fuerte crecimiento de las expectativas de vida de la población -básicamente atribuible a los planes masivos de vacunación y a la incidencia de los antibióticos-, quedan pendientes factores negativos que, como advierte la OMS, resultarían ser fácilmente prevenibles en la medida que derivan de actitudes de imprudencia por parte de los jóvenes.
Está claro que resulta indispensable consolidar los planes de vacunación y la existencia de un sistema preventivo que mejore la protección sanitaria de la población. Resultaría también muy valioso que se concrete la presencia de fiscalizaciones periódicas de salud, que debieran ser exigibles a la población de toda edad.
Sin perjuicio de que se aliente la posibilidad de que la franja joven disponga de tales herramientas, debieran acentuarse –tal como se ha insistido desde esta columna- las medidas que disminuyan en forma drástica y perentoria los accidentes de tránsito, que tienen a los adolescentes como primeras víctimas. Asimismo, los programas preventivos debieran extenderse a la prevención de accidentes domésticos como, por ejemplo, las intoxicaciones por monóxido de carbono.
El informe de la OMS deja como primera enseñanza la necesidad de contar con un sistema universal de tipo preventivo, que instale desde edades tempranas una cultura de respeto a la salud y a la integridad física. En ese contexto crítico, vale entonces ponderar esta advertencia de la OMS que debiera ser debidamente atendida, para consolidar un inmediato mejoramiento de los niveles sanitarios y de la calidad de vida de la población.
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