La Ciudad necesita contar con un sistema de defensa eficaz para enfrentar emergencias
Edición Impresa | 15 de Julio de 2017 | 01:24

La necesidad de que la Ciudad disponga de mecanismos ágiles y eficaces para enfrentar las emergencias, perfeccionando los mecanismos de reacción ante eventuales siniestros, volvió a quedar evidenciada horas atrás ante el grave incendio que se desató en un edificio de departamentos de Tolosa. Como se sabe, por el episodio hubo al menos 15 personas afectadas con principio de asfixia, dado que inhalaron la densa humareda que se expandió por todo el complejo habitacional.
Tal como se informó, en el lugar trabajaron bomberos de La Plata, San Carlos y City Bell, ademas de policías, agentes de defensa civil y varias ambulancias del SAME. El operativo fue muy importante, teniendo en cuenta la magnitud del incendio, que no dejó heridos pero sí afectó las vías respiratorias de quienes no pudieron evitar respirar la humareda.
Asimismo, se supo por el testimonio de diferentes voceros que los propios vecinos se encargaron de cortar la luz y el gas de ese edificio de cinco pisos, para evitar que el drama fuera todavía peor, en tanto que los médicos que llegaron al lugar atendieron en la entrada al complejo a la gente que tenía principio de asfixia, a partir de la inhalación del humo.
Bien se conoce que este tipo de episodios –que no sólo se traduce en incendios, sino en derrames tóxicos, en pérdidas de gas, en derrumbes de edificios, entre otras múltiples causas, que en ocasiones obligan a la urgente evacuación de los vecinos- forma parte de las habituales emergencias que la Ciudad debe enfrentar, para lo cual necesita contar con estructuras de defensa suficientemente capacitadas y provistas de recursos.
En ese contexto, importa recordar que en los últimos años se hicieron en nuestra región algunos simulacros de emergencias. Uno fue en el Puerto La Plata , donde se desplegó un enorme operativo para probar y ajustar los mecanismos de reacción ante eventuales incendios en ese complejo. El otro fue en el Hospital de Gonnet, donde también se pusieron a prueba los sistemas de seguridad y emergencia hospitalaria.
Debe señalarse, entonces, que este tipo de operaciones constituyen un valioso aporte para la seguridad pública. Son fundamentales la capacitación y el entrenamiento de los bomberos, de los efectivos de defensa civil y del área de salud para actuar ante eventuales emergencias y todos los sistemas de prevención requieren una puesta a punto que sólo es posible con este tipo de preparaciones.
De lo que se trata es de reducir al mínimo los márgenes de riesgo en cualquiera de las emergencias que se produzcan –sean incendios, derrames, escapes tóxicos u otro tipo de emergencias- y contar, al mismo tiempo, con una adecuada planificación y estructura para enfrentarlas. De allí la importancia de que se organicen los simulacros, que permiten no sólo verificar el funcionamiento de los sistemas de salvataje sino también individualizar las debilidades y fortalezas en cada barrio, así como comprobar la eficacia de los recursos humanos ante eventuales situaciones de riesgo.
Lo que, en definitiva, se requiere es que este tipo de ejercicios y simulacros expresen una cultura preventiva, en un país en el que ese concepto brilla muchas veces por su ausencia.
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