Por un culatazo, se escapó un tiro en una verdulería de barrio Norte

Fue ayer a la tarde en 4 y 34. Actuaron dos motochorros que, al final, escaparon sin poder llevarse nada

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“El no se iba a dejar robar así nomás”, señaló la hija de un comerciante de barrio Norte, para explicar por qué le hizo frente al delincuente que entró a asaltarlo. Su oposición le valió un fuerte golpe con un culatazo. Justo ahí, el arma se accionó y salió un disparo al aire. El balazo no lastimó a nadie sólo por azar.

A las 17 de ayer, dos motochorros frenaron en la esquina de 4 y 34 con la intención de llevarse la plata de la caja registradora. Para eso, uno se bajó del vehículo con una pistola en mano y la cara destapada, y entró directamente a una verdulería.

Mientras su cómplice lo esperaba en la vereda, el delincuente abordó a Carlos Andia (45). De esa manera le empezó a exigir la entrega del dinero que hubiera, según reconstruyó un testigo que estaba de paso.

“El ladrón entró directo y mi papá se enojó, por eso forcejearon. Cuando le pegó con la pistola en la cabeza, salió un balazo al aire”, contó Sara (22), su hija.

El proyectil terminó abriendo un hueco en el revoque de una pared interior del negocio, casi a la altura del cielorraso, sin lastimar a nadie.

Para esa altura, el comerciante empezaba a perder sangre. Esa situación, más el estruendo del balazo y la posibilidad de que se reuniera gente a ver lo que pasaba, terminó por hacer que los ladrones decidieran interrumpir la maniobra.

El que estaba en la moto, con el casco siempre puesto, apenas frenó cuando vio a su cómplice acercarse rápido. Los dos se escaparon rumbo a calle 1 y luego doblaron hacia Tolosa, aseguró el mismo testigo que habló con EL DIA. Hasta anoche seguían prófugos.

La confusión de un tiro dentro de un local, más el hombre lastimado en la cabeza, hizo que al menos una persona que llamó al 911 alertara que le habían pegado el balazo a él. La situación se aclaró rápido con la llegada de la policía.

El SAME, convocado por los agentes, se encargó de la atención médica de Carlos, que esperó a los médicos de pie y en la vereda de la verdulería. Lo condujeron a la ambulancia y lo trasladaron a un hospital. Estaba previsto que recibiera puntos de sutura para cerrarle la herida. Ni bien había pasado todo, “estaba con mucho dolor”, contó su hija, en diálogo con EL DIA.

Hubo algo que exasperó al verdulero y fue que “esos mismos ladrones” habían ido con el mismo fin a ese local hace alrededor de tres meses.

La madre de Sara fue quien, por entonces, también les hizo frente a los asaltantes y abortó el hecho. La familia maneja esa verdulería hace un año.

Ayer a la tarde, persistía en ellos el temor a una represalia. “Tenemos miedo de que vuelvan con bronca”, admitió Sara.

 

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