Niños que sufren secuelas de por vida

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La leche materna es uno de los medios a través de los cuales el organismo elimina la sustancia activa de la marihuana. Y si bien su concentración en la leche es muy baja, la cantidad que alcanza en el organismo del bebé puede terminar resultando alta si se considera que se trata muchas veces de su principal o única fuente de alimentación. Si bien no llega a poner en riesgo la vida del bebé, el consumo de marihuana en forma regular ya sea durante la lactancia como durante la gestación le produce un daño de por vida en su sistema nervioso central. Puede que los efectos no se vean en los primeros dos años, pero se hacen evidentes cuando esos chicos llegan a la edad del jardín de infantes y empieza a ponerse en juego su desarrollo intelectual: suelen tener dificultades de aprendizaje, problemas de memoria y falta de concentración. Durante el embarazo, el consumo tanto de marihuana como de alcohol por parte de la madre resulta especialmente riesgoso porque los daños no están sujetos sólo a la cantidad sino a la etapa de desarrollo del feto. En el caso del alcohol se han visto incluso chicos que sufren síndrome de abstinencia al nacer.

 

 

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