Prestigioso premio para platenses expedicionarios
Edición Impresa | 1 de Septiembre de 2017 | 05:13

“Cuando damos charlas en las escuelas surgen un montón de cosas que en las aulas han quedado y quedan sin resolver, y que si no se resuelven allí, no se resuelven más”. La reflexión de Pedro Larroude dispara mil preguntas sobre cómo se enseñó y se enseña el cruce de Los Andes. Quienes no tuvieron dudas a la hora de otorgar el premio al Mérito Geográfico a Pedro y a otros 25 expedicionarios, fueron los integrantes de la Sociedad Argentina de Estudios Geográficos, entidad científico-educativa creada en 1922, que entrega ese galardón desde 1965. Y esta vez se decidieron por el grupo de platenses y “aventureros” de otras 5 provincias por sobre los argentinos que llegaron al Polo Norte.
Los expedicionarios cruzaron Los Andes a principios de este año y llegaron a Chile el 12 de febrero, día en que se cumplieron 200 años de la batalla de Chacabuco.
Algunos de los 26 formaron parte, en 2012 y 2014, de las expediciones científico-pedagógicas que organizó el Instituto de Formación Docente 41 de Almirante Brown. “Cuando nos enteramos que iban a dejar de hacerlo, pensamos ‘se acabó’”, contó Ramiro Alcuaz, uno de los pioneros. “Entonces, un grupo de locos -ríe- nos juntamos en mi casa, en Brandsen, y decidimos hacerlo por nuestra cuenta. De allí a Mendoza, donde tras una reunión de un día entero con el emprendedor Pablo Champagna, organizamos la travesía del bicentenario de Chacabuco”, recordó.
Diez días a caballo, con mulas de carga y baqueanos, repartidos en los pasos de Los Patos (18), Uspallata (2) y El Portillo (6). Alcanzando una altura de 4.500 metros, con el Aconcagua de fondo, 10 grados bajo cero de noche y hasta 40 sobre cero durante el día. Llegar, y no poder participar del acto. “No lo podíamos creer. Estaban los presidentes de Argentina y Chile, soldados argentinos que habían hecho el cruce y soldados chilenos. No permitían civiles. Hicimos gestiones ahí mismo. Les contamos quienes éramos. Y pudimos estar”, narró Adriana Geymonat, quien confió que “la primera vez que me subí a un caballo fue en Hornillos, antes de iniciar la travesía”. “A mi esto me cambió la vida y me despertó una pasión sanmartiniana gigante”, acotó.
“HASTA EL INFINITO”
A su lado, Gricelda Zuccotti subrayó: “Es que una toma dimensión de lo que significó ese cruce hace 200 años, en las condiciones que lo hicieron, sin apoyo de Buenos Aires, el sacrificio, la estrategia, la organización hasta del más ínfimo detalle, y entonces la figura de San Martín y de cada soldado se agrandan hasta el infinito”.
¿Eso despiertan en los alumnos? “Lo que sucede en las escuelas es conmovedor. Los chicos ven fotos, videos que armamos, y preguntan y preguntan, están ávidos por saber. ¿Cómo se vive en la cordillera? ¿Qué hay detrás? ¿Se puede desafiar a la montaña? ¿Puede hacerlo una mujer? ¿Qué diferencias hay entre el cruce de ustedes y el de San Martín?”, son apenas algunas de las consultas que les hacen.
Ramiro Alcuaz y Pedro Larroude destacaron que “aún 200 años después, persiste la versión del Billiken. Una montaña alta con una subida y una bajada y un San Martín imponente sobre un caballo blanco que nunca existió. Cuando los chicos ven las fotos y videos exclaman ‘¿así es la cordillera?’. Y allí van surgiendo aquellos temas no resueltos. Caballo blanco no. ¿Por qué? Por seguridad, ya que nada podía ser llamativo. Comida preparada para no hacer fuego pues no se podía llamar la atención del enemigo. Y detrás, el trabajo de tanta gente preparando esa comida, herrando miles de caballos y reses”. Hacen una pausa. “Hay tanto por aprender y contar. Cada viaje aporta más y más enseñanzas”, enfatizaron (ver aparte).
El vecino de Bavio, Emiliano “Vasco” Amondarain, destacó que “los jóvenes tendrían que hacer este cruce para tomar real dimensión de lo que fue 200 años atrás. Y cualquiera puede hacerlo. De hecho, lo realizó (por segunda vez) Horacio Fasce, sacerdote de 82 años de Domselaar”. Emiliano remató con una anécdota: “Llevé conmigo un pañuelo que usaban mis viejos para bailar el pericón, y se lo entregué en mano a Michelle Bachelet”.
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