“Rosa de dos aromas” y una segunda tanda de funciones, ahora, los domingos

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Tras una primera tanda de funciones, en la que tuvo muy buena convocatoria de público, “Rosa de dos aromas” volvió a la cartelera local con una segunda ronda de funciones, esta vez, los domingos en La Nonna.

Los vínculos, la pareja, los hijos, la amistad, los mandatos, las elecciones, la libertad y, en definitiva, la vida misma, es el abordaje que propone la comedia del mexicano Emilio Carballido que, en versión del director César Barella, cuenta con las actuaciones de Irene Bianchi y María Inés Portillo.

Una de estas mujeres es “Gabriela” (Portillo), intelectual, bastante estructurada, con una vida ordenada y previsible. La otra es “Marlene” (Bianchi), una peluquera de barrio, simple, poco cultivada, visceral.

De no ser por un hecho fortuito que marcará el inicio de la acción en esta historia, “Gabriela” y “Marlene” jamás se hubieran encontrado porque cada una representa un mundo, una visión de la vida en la que “la otra” no tiene sentido en “la una”. Y viceversa.

Sobre su personaje, y el desafío que conlleva su interpretación, Irene Bianchi manifestó en una entrevista anterior que lo que buscan “siempre es construir personajes creíbles, de carne y hueso, que generen empatía; mujeres con las que el público se pueda identificar, que resulten fácilmente reconocibles”. En este caso, agregó que su interés estará puesto en “lograr el contrapunto, subrayar los contrastes, las diferencias más que las semejanzas”.

En relación a los recursos con los que César Barella llevó a cabo la escenificación de esta historia, Bianchi anticipó que “hizo en primer lugar un trabajo minucioso con el texto original, escrito hace años por un autor mexicano. Lo adaptó y lo aggiornó”. Además, dijo que en cuanto a la puesta “eligió un criterio minimalista”.

“Rosa de dos aromas”, es una versión adaptada y aggiornada de la obra del mexicano Emilio Carballido

Como una advertencia al público interesado en ser testigo de esta comedia, la intérprete manifestó que “la idea es que se entretengan, se rían, se emocionen, piensen... Que vayan a cenar después de la función y sigan charlando sobre la obra”. De este modo, la función que el teatro debería tener, se habrá cumplido. “Creo que el espectador debe salir modificado después de ver un espectáculo. Algo le debe ocurrir por dentro, más allá de que se trate de una comedia o una tragedia. Es la enorme ventaja de ver algo en vivo, no enlatado, algo que sucede en el ‘aquí y ahora’ de la función. Y cada función es diferente a la anterior y la química que se establece con la platea también varía”, consideró.

Con asistencia de dirección de Laura Otero, escenografía de Quique Cáceres y vestuario de Pau Verderosa, la obra se ofrecerá los domingos de septiembre a las 20 en la sala de 3 esquina 47.

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