La Cumbre: vecinos en alerta por una ola de delitos en el barrio “18 de Julio”
Edición Impresa | 28 de Octubre de 2018 | 02:12

En el barrio 18 de julio de La Cumbre, aseguran que la situación con los robos se volvió imparable.
Hurtos de bicicletas y motos, motochorros a la espera por avenida 31, con algunos de las modalidades que se denuncian.
Incluso refieren que, para llevar a cabo sus fechorías, los ladrones representan una breve obra de teatro para engañar a los vecinos y asaltarlos en el momento.
Esa circunstancia obligó a muchos frentistas a cambiar algunos hábitos.
“Ya no dejan los portones abiertos por mucho tiempo, ni las bicicletas o las motos sin cadena y candado”, explicaron.
A esa medida se sumó otra que es muy practicada en otros sectores donde el delito ya se ha establecido como moneda corriente.
En es sentido, comenzaron a reunirse para intentar buscar una solución a la problemática, pero hasta el momento “no la encontramos”, aclararon.
Agustina, una de las moradoras del complejo comprendido entre las calles 29 a 31 y 522 a 524, le dijo a este diario que “la zona parece liberada. Constantemente sufrimos la inseguridad, cada día se ve un caso nuevo”.
“Hay vecinas que viven hace más de 20 años en el predio y dicen que nunca se vio algo así”
Asimismo, la joven que vive en la Torre 32 del predio aseveró que “no se ven patrulleros por la noche y cuando llamás para hacer la denuncia tampoco se acercan a la escena”.
En tanto, reveló que el último lunes ,“un nene de unos 15 años me asaltó con una navaja” en las inmediaciones de la manzana.
“Me sacó la cartera, donde tenía todas mis pertenencias personales, y se escapó”
Según su testimonio, se trata de personas que no viven lejos de allí, y que se distribuyen “en unas pocas cuadras”.
LA PAREJA QUE SE “PELEA”
Por otra parte, una de las artimañas que más llamó la atención de los damnificados tiene que ver con la actuación.
Conforme le dijeron a este diario, se trata de una supuesta discusión -en un tono más bien fuerte- entre un hombre y una mujer que simulan ser una pareja.
Esperan a los desprevenidos en la vereda, a un lado del pórtico por donde entran los vehículos.
Durante el “acting”, se produce un forcejeo que llama la atención de la persona que se encuentra en pleno ingreso y, aprovechando que la misma desciende para intervenir, cometen el atraco.
También preocupa el accionar de los motochorros, sobre todo con mujeres y menores.
Los ciclistas son los blancos preferidos. “Hace dos meses salí a andar en bici un sábado a la mañana y a la cuadra me atacó un tipo en moto”, reclamó una frentista que prefirió no ser identificada.
A su hijo, añadió, le pasó lo mismo unos días antes, cuando sufrió el hurto de su rodado.
Para Agustina, la cuestión no puede seguir escalando. “Los vecinos estamos desesperados. Le buscamos la vuelta nosotros, pero no tenemos las armas para combatirlos”, manifestó. En el barrio son varias las familias afectadas por la situación: “Por eso pedimos ayuda de las autoridades”, exclamó.
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